Columna del sacerdote Hugo Tagle: "De amargo y de dulce"

Comienzo por lo amargo. Un papelón el de la comisión de diputados que invitó a perder el tiempo al arzobispo de Santiago. En un alarde de sapiencia y sagacidad, el que hace las veces de jefe de esa comisión (no lo voy a nombrar porque no se merece tanta publicidad) le reprocha a monseñor Ezzati que se queda con dinero fiscal. Se trataría de la subvención estatal a los hogares del Sename que lleva en parte la Iglesia Católica, ya que si no lo hace, se cierran. El tema da arcadas por lo burdo pero me haré cargo de él brevemente ¿Sabía usted, querido lector, que por cada 100 pesos que pone el Estado para mantener un niño en esos hogares, la Iglesia Católica debe salir a mendigar entre los fieles o en el extranjero otros 200? Se lo pintaría en monitos para hacérselo más sencillo (parece que en esa comisión entienden sólo con monitos). Por ejemplo, si un desayuno cuesta mil pesos, 300 los pone el Estado -o sea usted con sus impuestos- y los otros 700 los debe ir a limosnear la Iglesia a donde sea. Si la Iglesia no los junta, esos niños se mueren de hambre. No desayunan. Punto.

¿Quiere hacerse usted cargo de esos niños? ¡Adelante! Ahí están. En vez de lanzar calumnias al boleo, haga algo por ellos. La Iglesia, por pura generosidad y a fondo perdido, dedica gente, medios, energías para sacar adelante esos hogares. Una vergüenza que un diputado, antes de dedicar su tiempo a pensar cómo aumentar esa subvención, venga en forma grosera a endosar no sé qué oscuras intenciones a la Iglesia. Patético.

Entiendo a los que miran con recelo a los políticos. Algunos desprestigian aún más a ese gremio (Para no creerlo: ¡se puede desprestigiar aún más!).

Invito a esa misma comisión a buscar medios para aumentar esa subvención, digamos, el doble. No es caridad. Es justicia; plata de todos los chilenos.

Y en relación a los supuestos abusos en los hogares del Sename: ¡Denunciarlos ante la justicia! Se trata de instituciones públicas. Una ley obsoleta y mala, delega sólo parte de la responsabilidad de su mantención en la Iglesia. El Estado tiene la administración, paga los sueldos, contrata a la gente. Es el Ministerio Público el que debe velar por perseguir y castigar los delitos que se cometan ahí, no la Iglesia. Y quien sepa de abusos, que recurra a la justicia, se haga cargo de su denuncia y asuma sus consecuencias, si ésta resulta ser falsa.

Pero vamos a lo dulce: el domingo 8 celebramos a la Inmaculada Concepción. Cerca de un millón de personas peregrinará a Lo Vásquez. Cientos de miles a otros santuarios marianos a lo largo de Chile. El 90% de los chilenos le tiene un enorme cariño a la Santísima Virgen. Signo de una entrañable y sólida fe. Bendiciones a todos los que peregrinen a esos lugares santos. Gracias por el enorme bien que, con su ejemplo, le hacen a Chile.

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