Columna de Juan Manuel Astorga: "Los 12 protagonistas"

Para bien o para mal, por razones muy diversas y como emblemas noticiosos de este 2013 que está a punto de finalizar, estos son los doce personajes cuyas historias ayudan a resumir un agitado año.  

Sebastián Piñera: Fue en éste, el último año de su presidencia, que el Jefe de Estado comenzó a repuntar en la esquiva popularidad que lo acompañó en la segunda mitad de su mandato. No cabe duda que la tendencia se rompió a partir del llamado “septiembre negro”, donde Piñera marcó una distancia moral y práctica con una parte importante de su sector político al responsabilizarlos por haber apoyado la dictadura de Pinochet y haber votado por el SI en el plebiscito de 1988. Llegó a hablar incluso de cómplices pasivos. El gesto del Mandatario, que estuvo acompañado del cierre del penal Cordillera, recinto carcelario para condenados por violaciones a los derechos humanos como Manuel Contreras, favoreció al gobernante. Sin embargo, golpeó duro a la Alianza por Chile y dio en la línea de flotación de la candidatura de Evelyn Matthei. Si su gran mérito político fue ése, desmarcarse totalmente de una derecha aún anclada a la imagen del régimen militar, su gran fracaso sin embargo fue precisamente no haber logrado que su candidata presidencial validara en las urnas la continuidad de su trabajo en La Moneda.

Pablo Longueira: Su figura nunca ha pasado inadvertida. Incluso cuando no está, marca presencia. Su paso por el Ministerio de Economía no sólo le permitió cumplir su anhelado sueño de formar parte de algún gabinete, sino que fue el puntal que permitió fortalecer con creces al Servicio Nacional del Consumidor, Sernac. Pero Longueira marcó la pauta del año tanto dentro del gabinete como fuera de él. Su meteórica campaña presidencial le permitió un triunfo en las primarias ante su contendor, Andrés Allamand, con apenas un tercio del tiempo que tuvo el ex ministro de Defensa para desplegarse en terreno. Pero esa concentración de esfuerzos le pasó la cuenta. Terminó bajándose producto de una depresión -algo inédito en nuestra historia- y dio paso, sin quererlo, a uno de los momentos más oscuros de la historia de la centroderecha. Su paso al costado hizo que otros dieran uno al frente para que, como si estuvieran en bandos opuestos, se pelearan su mejor derecho de reemplazarlo. De ahí en más, la Alianza no tuvo oportunidad alguna de recuperar una unidad que casi siempre le ha sido esquiva.

Michelle Bachelet: Su mérito, más que haber ganado la elección, fue haber conseguido la unidad en un nuevo pacto, la “Nueva Mayoría”, que no pocos vaticinaron que fracasaría. Reunir bajo un mismo alero al Partido Comunista y la Democracia Cristiana le otorga a la ex Presidenta el crédito de ser la única capaz de ordenar tras de algún proyecto a la centroizquierda chilena. Con audaces promesas de una nueva Constitución, educación pública, gratuita y de calidad, y una reforma tributaria, su gran desafío no era ganar este año sino gobernar a partir del próximo con una ciudadanía más empoderada, con menos paciencia y dispuesta a movilizarse en las calles.

Francisco Labbé: El ex director del INE se transformó en el símbolo de todo aquello que justo el Presidente Piñera no quería para su administración: la ineficiencia. Lejos de ser “el mejor Censo de nuestra historia”, como lo prometió el Mandatario, el proceso de contabilizar cuántos chilenos somos se tiñó de cuestionamientos por la nueva metodología usada. Problemas en el Servicio de Impuestos Internos y el Servicio Electoral, otras dos instituciones igualmente prestigiosas, hicieron de éste un año muy poco pulcro y mucho menos de excelencia como se había prometido.

Manuel Lagos: Sin quererlo, el hermano del animador Sergio Lagos se erigió en el símbolo de la discusión sobre si despenalizar o no el autocultivo de la marihuana. Su detención al momento de comprar algo menos de medio kilo de esta droga, y la cantidad de semanas que pasó preso, avivaron el fuego de un debate que lleva años arrastrándose, y que anticipa con seguir siendo uno de los temas de derechos civiles protagónicos del 2014, junto con otro de igual presencia mediática: el matrimonio igualitario.

Papa Francisco: Es latinoamericano y jesuita, dos cosas que ningún experto en el Vaticano había anticipado como parte del perfil de quien sucedería a Benedicto XVI, el anterior pontífice y cuya renuncia fue una de las grandes sorpresas a comienzos de año. Sus innumerables expresiones de humildad y especialmente de austeridad, señalizaron el nuevo rumbo que emprendería la jefatura de la Iglesia Católica. Pero lo suyo fueron más que simbolismos. En su primer gran escrito, el cardenal Bergoglio anunció “una conversión del papado” para que sea “más fiel al sentido de Jesús” y trazó su hoja de ruta al proponerse terminar con la desigualdad y reformar las estructuras de la Iglesia. Al plantear que la curia no debe ser ni “burocrática ni inquisidora”, rompió varios huevos al interior de la Iglesia. Está claro que no llegó para administrar comodidades.

Evo Morales: Tras la muerte del presidente venezolano, Hugo Chávez, el mandatario de Bolivia por fin cobró el protagonismo regional que siempre buscó. Lejos de tener el carisma de su antecesor, Nicolás Maduro apenas puede con los problemas internos de Venezuela. Morales en cambio ya salió a convocar voluntades regionales para un pensamiento sudamericano común, una postura que incomoda a Chile no tanto porque nuestros últimos gobiernos han puesto sus fichas en Asia, Europa y Norteamérica, sino porque el boliviano llevó su reclamación de salida soberana al mar hasta La Haya. Lo propio hizo con nosotros Perú, cuyo fallo conoceremos a fines del próximo mes. Una decisión que si no nos favorece, fortalecerá la postura del gobernante andino. 

Nelson Mandela: No hubo otro líder más importante que él en el mundo en muchas décadas. Seguimos de cerca cada uno de sus avatares de salud. Por lo mismo, la muerte del hombre que derrotó la segregación racial en Sudáfrica, encabeza el obituario de este 2013, que registró también la partida de otra figura aunque de dimensiones muy distintas: Margaret Thatcher. 

Edward Snowden: Su nombre es sinónimo del espionaje y el contraespionaje. El ex analista de inteligencia puso al descubierto ante el mundo las labores de rastreo, observación y vigilancia secreta que por décadas viene realizando Estados Unidos. Y aunque a nadie llamó a sorpresas que el gigante de América del Norte nos estuviera espiando, sí lo hizo la intrincada metodología que utiliza, y que incluye a los principales buscadores de internet. Un amargo episodio que ensombreció la administración de Barack Obama, ya teñida por otros escándalos internos.

Jorge Sampaoli: Su virtud, además de clasificarnos al Mundial de Brasil, fue habernos hecho olvidar por fin a Marcelo Bielsa. Le sacó lustre a varios jugadores olvidados o que estaban en segundo plano y nos devolvió alegría y el alma al cuerpo. Claro que tuvo un costo. Su partida de la Universidad de Chile fue resentida por el equipo, cuyo sucesor no pudo reeditar las glorias que los azules obtuvieron el año pasado. Mención aparte para Universidad Católica, que estuvo a punto de obtenerlo todo y no consiguió nada. Vale el reconocimiento para O’Higgins, que partió el año con el duelo por la muerte de 16 hinchas en un accidente carretero y a quienes terminó homenajeando con su triunfo en la final del campeonato. Mención honrosa también para Nicolás Massú, que este año confirmó su retiro del tenis profesional.

Twitter:  Se disparó en usuarios y se convirtió en una de las herramientas más utilizadas por los chilenos a la hora de elegir dónde y cómo informarse. Gracias a esta red social supimos más rápido que en cualquier otro medio de las muertes de los actores Jorge Pedreros, Peter O’Toole, Paul Walker, Cory Monteith y James Gandolfini, o de la deportista Esther Williams y del cantante Lou Reed, entre otros. Los primeros detalles del crimen del matrimonio Luchsinger-Mackay, la explosión en el maratón de Boston, el caso de la secta de “Antares de la Luz”, los problemas de salud de la presidenta Cristina Fernández y el accidente de trenes en España, se divulgaron primero por Twitter que por los canales tradicionales.

Ricarte Soto:  Fue mucho más que un opinólogo de farándula. No sólo su dilatada trayectoria periodística internacional, sino su tenaz y valiente lucha por los enfermos, lo transformó en uno de los grandes personajes del año. Te seguimos extrañando, Soto

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