Columna de Copano: "Hazlo tú mismo"

Estaba bien aburrido de quejarme al hacer zapping. Durante largo tiempo escuché radio y no encontraba nada que me gustase escuchar. Había derivado solo a oír emisoras informativas. En ellas encontraba más ideas que en las que se supone deberían hablarme a mí o a mis amigos. Con la Horizonte muerta, las que tratan de imitar son parodias sin alma, pésimamente hechas por gente que no lee ni sale de probar sus propias fórmulas anticuadas y llenas de valores que se fueron. 

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Enojado por lo mismo, me di cuenta que podía armar mi propia radio. Y no era cara. Y ni siquiera costaba tanto. Sólo necesitaba 800 canciones. Necesitaba 800 recuerdos. Necesitaba 800 momentos respetables. En esos números cualquiera puede hacer un playlist. Es cosa de acordarse de los artistas de tu vida. Y necesitaba vestir esos momentos. Así que me reuní con la gente de la oficina dedicada a contenidos en la que trabajo y empezamos a armar frases entretenidas que nos reflejaran.

Nos dimos cuenta que toda esa locura que te venden en la estructura comercial de “alto nivel” es nada con tecnología y aun queda mucho más vacía sin ideas nuevas. Es súper fácil armar tu propia radio. Sumado a la alta tecnología que genera un dial digital (se lo pueden bajar en su tienda de aplicaciones buscando Niu Radio) todo está mejor aún. 

El tema es que como todo lo que se va cayendo, las cosas se sacralizan mucho. “La magia de la radio” es un eslogan. Es bonita, pero tampoco es para enloquecerse. Lo enloquecedor hoy está en la posibilidad de diseñar al alcance de la mano de cualquiera.  El futuro está en las cosas pequeñas y granulares. La radio, el canal de Youtube, la cuenta de Twitter, todo coordinado como una pequeña orquesta de instantes divertidos y conmovedores. 

La simpleza es el camino. Y a veces nos empezamos a llenar de estudios, números locos y carecer de sentido común.

Crear es tan fácil y cualquiera lo puede hacer. El punto es que para hacer y ejecutar hay que tener constancia y esfuerzo. Y eso se puede aplicar a absolutamente todo en la vida. El gran problema es que la gente tiende a llenarse de fantasmas e inseguridades para tratar de competir contra los demás y no contra ellos mismos. Y no administrarse. A todos les gustaría armar un edificio gigante de ideas cuando la magia está en enamorar a los otros con lo pequeño. Con lo mágico.

Por eso hacer las cosas en vez de quejarse de lo otro siempre genera una cadena de sorpresas donde nuestra atención nos empuja a instantes placenteros más que a la amargura del pasto verde del vecino. Si yo me hubiese detenido a escribir columnas contra lo mediocre del ambiente (que puede seguir siéndolo, no seamos ingenuos) y besar suelas de zapato para poder volver en vez de ponerme en acción no hubiese descubierto la montonera de ideas y mensajes que han llegado a nuestras casillas de correo, cuentas de Facebook y Twitter. Y las felicitaciones aunque pasan y te obligan a seguir arriba inventando cosas, son finalmente el principal motor de estos tiempos en donde está todo mal. Son pequeños brillos que impulsan a seguir creando y buscar mejorar y seguir actualizando las propuestas. No para quedarse comodo sentado.

La radio se llama MQLFM y los invito a probarla. Si no les gusta, no les puedo devolver el dinero, porque es gratis, pero si tampoco agrada y ustedes se van a hacer la propia, hemos logrado generar algo. Lo único importante en nuestros días es eso. Que las cosas sigan avanzando entre tanta gente que quiere detenernos y volver atrás en tantos temas ¿no?

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