Columna de libros: “La Liberación” de José Antonio Rivera

Hay novelas en que los límites entre ficción y realidad son difusos, en el sentido de que pareciera que más que leer una novela se está leyendo una historia en la cual es difícil establecer qué datos son reales –es decir, existen fuera de sus páginas- y cuáles no. José Antonio Rivera sabe manejar ese registro, incluso en varios niveles. Primero están las similitudes entre la biografía del autor y la del protagonista José de Arimatea, ambos sociólogos y editores de la revista virtual Siete Judas. Pero luego hacia el final el propio José Antonio Rivera emergerá como personaje designado por Arimatea para guardar sus últimas palabras o, más bien, para hacerlas públicas. Claramente heredera de la narrativa de Bolaño, La Liberación combina distintos formatos, saltando del diario en primera persona a una novela dentro de la novela. El relato en primera persona prima, pero va cambiando el lenguaje, de tal manera que vamos adentrándonos en la vida y la psiquis del protagonista.

José de Arimatea está en el límite, como si se encontrara siempre a punto de saltar –o caer- desde un precipicio. Muchas veces es errático y entre las drogas, el alcohol y sus problemas psiquiátricos, no sabemos si lo que cuenta es un relato plagado de alucinaciones o si de verdad se está introduciendo en una historia de satanismo. ¿Habló con una pareja muerta en la playa o soñó que hablaba con una pareja que ya está muerta? ¿Está el libro del Apocalipsis dándole pistas que debe aprender a leer o se está volviendo paranoico? Hasta él mismo tiene dudas al respecto: “En ese instante pienso que Eliana no existe, que nunca he atendido ni hablado con nadie, que cada tarde, durante dos semanas ya, me vengo a sentar en esta esquina y fumo y hablo con fantasmas. Que los del sector se han acostumbrado a mi presencia. Que soy otro loco inofensivo instalado en el centro de Santiago con una nueva excentricidad” (413). Lo que está claro es que entre momentos de temor, caída y también de lucidez, vemos el camino de José de Arimatea hacia la liberación.

El libro, sin embargo, es más que el Via Crucis de este personaje al borde de la locura. Se trata de un proyecto ambicioso, tanto en su escritura como en sus temáticas, que abarcan los casos Spiniak, Bombas y Zamudio, que reciben distintos tratamientos, desde la novela, la narración desde adentro del caso, hasta el reportaje periodístico, aunque comprometido. Para hacerlo, el texto se vale del diario, de las entrevistas, de la revisión del día, de la introspección, de una narración que fluye sin comillas, de una especie de corriente de conciencia que unifica narraciones de distintos personajes, para configurar una historia compuesta desde distintos lugares, distintas formas de narrar y de presentar a un personaje.

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Rivera Soto, José Antonio. La Liberación. Santiago: Editorial Nómada, 2013.

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