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12 cosas que aprendimos (y adoramos) de "Sex and the city"

Hace 10 años se transmitió última la temporada de esta famosa serie, que cambió la mirada sobre las mujeres, y que se volvió un fenómeno social y cultural. Les presentamos, más allá de su soberbio sentido de la moda, y de sus peculiares historias, lecciones que quizás pudimos tomar de esta serie.

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1.  No tener nunca el sentido financiero de Carrie: ‘Comprar es mi cardio’, o ‘ En vez de comida compraba una revista Vogue porque me alimentaba más’, son dos infames y quizás estúpidas frases de la protagonista, y que revelan un precario manejo de las finanzas. ¡Vamos, que la mujer gastaba 400 dólares en zapatos y una vez tuvo que tomar autobús  y que le pagaran por cenas porque se halló en problemas! Es decir, cualquier mujer puede darse un gusto, pero no a riesgo de quebrarse o bajar su nivel de vida. Todo debe equilibrarse. No, Carrie, el dinero no puede ir colgando del armario solamente.

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 2. Es más, no tener la capacidad de sufrimiento de Carrie: Todas las temporadas sufriendo al inalcanzable, inaccesible e impredecible Mr. Big, para que en la película la deje plantada en plena boda. Ah, ah. Como decía Carrie misma: “Me gusta sentir el placer de torturarme por alguien inalcanzable”, y en eso se le fue la vida. Una mujer debe pasar del tipo que lo hace con ella y conseguir otros prospectos. Pero por favor, no sean como Carrie ni los comparen con su Mr. Big ni engañen a su príncipe perfecto con él (como con el pobre Aidan, por ejemplo).

 3. A veces las amigas tienen la razón: Quizás las amigas son más importantes que los hombres, y muchas veces tienen que decir cosas duras y que no gustan cuando alguien se pasa de tonto en un comportamiento. Más de una vez las chicas fueron el polo a tierra de la otra, y más de una vez se dijeron cosas que así les molestaran, eran verdad. Y eso hace una buena amistad.

 4. El príncipe azul llega luego de besar a muchos sapos: De la primera hasta casi la quinta temporada, estas mujeres tenían en su cama a varios prospectos con los que creían poder entablar una relación. Ensayaron con todo, y de todo, teniendo las experiencias más disímiles. Miranda tuvo que soportar un nerd meloso, a uno que vivía con los padres, y a otro que veía porno, por ejemplo. Charlotte a un niño rico peleón, y a uno que besaba mal. Samantha a un bombero que la botó por una emergencia y a un ricachón que aunque era perfecto, le puso los cuernos. De Carrie ni hablar, con sus amigos sexuales o con el primo del esposo de Charlotte. Lo intentaron todo, y llegaron a la conclusión del punto 5.

 5. El príncipe azul no es como uno quiere que sea: Nunca va a ser como uno lo imagina, ni en sus sueños. Solamente pasa. Vean a Miranda, casada con su barman, a quien creía inferior a ella por su profesión. O a Charlotte, que se casó con su príncipe escocés perfecto, para ver que era impotente, y terminó locamente enamorada de Harry Goldenblatt, su abogado de divorcio judío, más parecido a Shrek que al Príncipe Encantador. Nunca nada termina como parece.

 6. Uno puede llegar a hacer cosas horribles aún grandecito:   Así tengan 35, van a seguir cometiendo errores. “A los 20 te diviertes, a los 30 aprendes las lecciones y a los 40 pagas los tragos”, decía Carrie en la película, pero resulta que ella tenía 42, y besó a su ex Aidan en pleno Dubai cuando estaba casada con Mr. Big (en la segunda). Uno nunca termina de aprender y de hacer cosas de las que pueda arrepentirse en serio. La adultez quizás no se mida así. Carrie espantó a un tipo perfecto por husmear en su apartamento, y también engañó a Aidan con Mr. Big. Samantha, aunque un ejemplo de poder femenino al botar a su novio actor, también dejó a alguien que la quería mucho y era consagrado a ella. Sí, las mujeres podemos ser impredecibles.

7. Las mujeres no deben sentirse culpables por tener sexo: Y esto lo decimos por Samantha, el epítome femenino del sexo libre. Esta mujer no quería comprometerse, quería pasarla bien, era pragmática, simple, y fuera de todo, arrasaba en cualquier lugar. Lo mismo pasaba con las otras chicas, quienes elegían a sus parejas sexuales. Conste, no estamos defendiendo la promiscuidad, pero una mujer no debe sentirse culpable si quiere tener sexo con el hombre que le guste y no hacerse daño a ella misma.

 8. Las mujeres pueden escoger, así sea mal: Resulta que tuvieron sexo con el que les gustaba, y quedaron enamoradas, y él las botó por otra. Como dijo Miranda en una de las temporadas: “No le gustas tanto, supéralo”. Las mujeres también deben aprender a lidiar con sus corazones rotos, con sus propios errores, y seguir adelante. Sobre todo, perdonarse. Eso hicieron las chicas con sus tragedias amorosas, y al final, todo resultó bien.

9. Si una mujer no quiere hijos, ¿cuál es el problema?: No es justificable que otros, y la misma sociedad, decidan sobre el cuerpo de una mujer, o sobre su vida. Eso se pudo ver reflejado cuando en la segunda película cuestionaron a Carrie y a Big por no querer hijos, como si fuese un gran pecado. Ellos simplemente argumentaron que tenían derecho a elegir.

10. Una mujer puede ser lo que le venga en gana: Y con esto nos referimos a que puede reinventarse y tener distintas facetas. Puede tener una actitud arrolladora, como Samantha, o ser una cínica, como Miranda, o tal vez una romántica empedernida, como Charlotte, pero puede trabajar, tener una vida y la pareja que quiera. No hay pierde.

11. Una mujer tiene derecho a no ser perfecta: Y con esto nos referimos a que muchas veces exigen que las mujeres sean integrales y sobresalientes en todo lo que hacen, y se vende mucho en las revistas. Pero no, el mundo así no funciona. Carrie no sabe cocinar, y cuando Charlotte casi enloquece con sus dos hijas, Miranda solo le dio la respuesta para todo: “Ser madre es duro”. Ninguna de las chicas es perfecta, todas tienen sus cosas, y aceptaron a amarse como son.

 12.  Cualquier personaje es mejor que Carrie: Sí, puede que tenga el mejor guardarropa, su vestido de Vivianne Westwood para su boda fue un sueño. Pero los otros personajes tenían más matices. Samantha se apoderaba de todo, y Charlotte encandilaba con su candidez. Ni qué decir de Anthony Marentino, el gay pendenciero planeador de bodas. Carrie, al lado de sus amigas y otros personajes, resulta aburrida.

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