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Tres marcas de cascos de moto no son capaces de salvar la vida del conductor

La organización de consumidores, junto a la Universidad Tecnológica Metropolitana, analizó una serie de cascos de motos,que dependiendo de su calidad, pueden reducir hasta en 70% la posibilidad de lesiones cerebrales, en caso de accidente.

El estudio de la agrupación de consumidores y de la casa de estudios consistió en un análisis comparativo de laboratorio a ocho marcas presentes en el mercado nacional.Los resultados son alarmantes, pues demostraron que es posible encontrar cascos de muy baja calidad y que representan un alto riesgo para los ocupantes de motocicletas. Para el presidente de ODECU, Stefan Larenas, esto se debe a que en Chile “no existe un ente fiscalizador ni una norma que se preocupe de controlar el ingreso de estos productos, ni de cerciorarse de que se cumpla con los estándares de seguridad necesarios”.

La crítica del dirigente apunta a que, actualmente, Chile hace su regulación sobre la base de tres certificaciones internacionales,que no tienen mayor cumplimiento ni seguimiento por parte de una autoridad,”lo que hace que sea posible encontrar cascos a 5 mil pesos que, por supuesto, poseen una calidad tan baja como su precio”,aporta el ingeniero en transporte de la UTEM Cristián Canales.

El propio Canales sostiene que la norma chilena está “desactualizada de la realidad internacional en cuanto a la seguridad y calidad de cascos de motocicletas”. Ante esta situación, Larenas y Canales hicieron un llamado a las autoridades, específicamente al Ministerio de Transporte, para que “se cree, de forma urgente, una norma chilena que regule y certifique el ingreso de los cascos de motocicleta al país”.

Para el dirigente, “las autoridades tienen la responsabilidad de salvaguardar la vida de las personas que utilizan este medio de transporte”. La preocupación de ODECU y UTEM no es menor si se toma en cuenta que el parque de motocicletas se cuadriplicó en la última década – mientras que en 2000 habían 27.284 motocicletas en circulación en el país, al cierre de 2011 esa cifra fue de 112.806 unidades, según datos del Instituto Nacional de Estadísticas (INE). Y si bien la tasa de accidentabilidad y de mortalidad son bajas respecto a las de otros países, éstas han sufrido un alza durante los últimos años. Canalesafirma que “más allá de que la tasa de mortalidad sea baja, la severidad de los accidentes es muy importante”.

Los resultados del estudio

El estudio de ODECU y la UTEM consistió en un análisis comparativo de ocho marcas de cascos de motocicleta presentes en el país, con el fin de evaluar su capacidad de protección.Las marcas sometidas a prueba se seleccionaron en base a una consulta a cinco de los principales foro especializados en motocicletas y a un trabajo en terreno en algunos de los principales puntos de venta de Santiago. Las marcas analizadas fueron: YT, CHR-1, HFM, MT Helmets, AOL, LS2, Bell, Yohe. Para el análisis, las muestras fueron sometidas a una serie de pruebas de laboratorio (en las dependencias de CESMEC), tales como el impacto por caída libre, impacto con energía potencial de 50 Joule, además de una evaluación de resistencia a la penetración de un punzón, una prueba de rigidez lateral del casco y un test visual.

Las cinco pruebas se hicieron sobre la base de normas internacionales que, actualmente, regulan el mercado nacional: Standard 218 Motorcycle Helmets, JIS T 8133, y EN//22/04. Los resultados demostraron que tres de las ocho marcas no superaron las cinco pruebas, siendo YT la de desempeño más bajo, sólo superando el test visual. En tanto, HFM y CHR-1 reprobaron en las pruebas de impacto con energía potencial y en la rigidez lateral del casco. Las otras cinco marcas, lograron superar todas las evaluaciones. Para el presidente de ODECU, estos resultados demuestran “la presencia de productos que no poseen la calidad suficiente para ser comercializados en el mercado chileno”. Finalmente, la organización de consumidores recomienda los motociclistas a comprar sus cascos en tiendas especializadas, así como también, cambiar este protector cada tres o cuatro años, “ya que el viento y el sol desgastan el material con el que están fabricados”, explica Canales.

 

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