"Mi año en Servicio País": Paz Pérez, Porvenir

Las condiciones climáticas de esta zona extrema, no son impedimento para que las personas habiten esta comuna, desafiando al fuerte viento, las temperaturas que en invierno no superan los 3° grados en promedio, la nieve y el aislamiento al que está sometida Tierra del Fuego. En este lugar hacen un juego natural perfecto la variedad de coloridos cielos, las aves que cada día se posan en la tranquilidad, y el Estrecho de Magallanes.

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Vivo y trabajo en un lugar que tiene una historia olvidada, donde hablar de la cultura Selk´nam para quienes no la conocen es solo pensar en aborígenes, pero estar acá,  hace apreciarla de una manera diferente. Es ver cómo la ambición del hombre acabó con una de las  raíces culturales más nobles de nuestro país. Cada día que llega el barco con turistas, espero que sean chilenos que lleguen a conocer, a empaparse de esta cultura, que se queden por unos días y puedan conocer realmente cómo es la comuna. Pero usualmente no es así, la mayoría de los visitantes son extranjeros que quedan atónitos por lo hermoso de este lugar, por cómo se ha dejado guardada la historia dentro del museo de Porvenir, y que al cabo de dos horas de visita deben volver al continente, porque la conectividad de la comuna no permite más tiempo.

Venir a vivir a un lugar donde la locomoción colectiva no se hace necesaria para llegar a tu trabajo, y donde la gente es amable y cariñosa, es algo que te mueve, y te hace pensar en la realidad de la cual provienes. Romper el estigma de “la gente mala del norte” no se hace tan difícil si menciono que llegué aquí a trabajar como Servicio País, porque esta comunidad ha conocido a los diferentes equipos que año a año se instalan acá y los han hecho sentir como parte de su gente. Porque nuestro mandato es hacer nuestros sus problemas y nuestras sus soluciones. Sentirme en un lugar aislado que vive sin un ritmo acelerado, sin contaminación acústica o ambiental, es algo que se agradece de la oportunidad de ser Servicio País aquí, al Fin del Mundo, porque he aprendido a valorar mi profesión, y mi vida desde otro punto de vista. Mi misión y la de mis compañeros es  colaborar con el empoderamiento de las personas, impulsarlas al reconocimiento público, y a la apropiación cultural de su tierra, generando espacios donde brinden su opinión, conocimiento, y participación en los diferentes ámbitos que trabajamos (Cultura, Trabajo y Hábitat).

Aventurarse a dejarlo todo y servir por un año, es un reto que vale la pena. #Dónate!
 

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