Columna del Padre Hugo Tagle: Respeto

Aún sacamos lecciones del atentado al periódico francés Charlie Hebdo. Nada justifica la violencia. El Papa Francisco fue especialmente duro contra la intolerancia y cobardía de ese atentado. El respeto al otro, sobre todo en la diversidad, es de la esencia de la vida civilizada y democrática. Es aplicable a este caso la célebre cita de Voltaire: “Estoy en completo desacuerdo con tus ideas, pero daría gustoso la vida por defender el derecho que tienes a expresarlas”. En efecto, podemos estar en completo desacuerdo, pero no se debe conculcar, coartar, el derecho del otro a expresar lo que siente y piensa, por descabellado que nos resulte. Ahora bien, igualmente debemos crecer en la tolerancia y respeto al otro. La burla, el sarcasmo, la ridiculización deben encontrar un límite. Y eso es lo que quiso decir el Papa Francisco y que no se comprendió bien. Si se estira la cuerda, si de la broma se pasa al insulto, no nos extrañemos de conductas violentas, que nadie justifica, pero que lamentablemente se pueden dar. 

Por lo mismo, bueno sería volver a renovar las virtudes de la tolerancia, el respeto hacia el otro. Evitar las descalificaciones, las burlas denigrantes. 

En este campo, los chilenos tenemos aún mucho que aprender. Estamos lejos – espero – de llegar a quemar o matar a otro por pensar diferente. Tuvimos en el pasado tristes y condenables experiencias en ese sentido ¡Nunca más la falta de tolerancia y el atentado contra los derechos de las personas por pensar diferente¡ Pero el lenguaje burlesco no solo hiere, sino que mata.

Los chilenos tendemos a descalificar con facilidad. El mundo político nos da malas lecciones. Las discusiones parlamentarias están salpicadas de descalificaciones, gritos, faltas de respeto. A pesar del mal ejemplo de algunos, no todos, los parlamentarios, el común de los chilenos no somos así. Al menos, no éramos así ¿Qué ha pasado? Le echo la culpa a la televisión, a las teleseries, salpicadas de lenguaje soez, garabatos, expresiones desdeñosas. El diálogo se ha empobrecido. Y de ahí a la violencia, hay un paso. Una parte no menor de la violencia intrafamiliar tiene su raíz en el mal uso del lenguaje, expresiones hirientes, duras, humillantes, injuriosas. 

Debemos ser gestores de paz y buena convivencia. La libertad de expresión se encuentra en la base de los derechos de las personas. Es aporte claramente cristiano. No hay libertad sin Cristo. Pero junto con ello, debemos crecer y revisar siempre de nuevo la forma en que ese ejercicio no agreda al otro. En la medida en que agrede al otro, agrede al conjunto social y, por ende, a uno mismo.

Y aprovecho a saludar a todos los periodistas en su día. El 23 de enero es el día de San Francisco de Sales, patrono de los periodistas y comunicadores ¡Felicidades!

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