El trabajo de Winston Smith era alterar registros, cambiar fechas, borrar nombres o sustituirlos por otros, manipular cifras y falsificar datos o cualquier antecedente necesario para mantener intacta la buena imagen y el relato público del partido. “El que controla el pasado controla el futuro; y el que controla el presente controla el pasado” era la consigna del Ministerio de la Verdad y por eso se reescribía la historia.
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Fue casi inevitable recordar “1984”, el gran libro de George Orwell cuando el Ministerio de Desarrollo Social dio a conocer los resultados de la Encuesta Casen 2013. La cifra de pobreza del año 2009 que ascendió a 15,1%, gracias a un cambio en la forma de medición, bajó a 11,4%. De esta forma, la aplicación una simple fórmula matemática consiguió en pocos minutos lo que no se logró durante meses de bajo crecimiento y desempleo. Pero lamentablemente, así como un cambio en los grados de termómetro no sirve para eliminar la fiebre que tuvimos en el pasado, tampoco un cambio en la metodología puede borrar la pobreza que sufrieron muchos chilenos en aquél período.
Pero no perdamos de vista lo verdaderamente importante. Porque más allá de las diferencias estadísticas, todos los chilenos, de derecha, centro o de izquierda, queremos que Chile tenga cada vez menos y ojalá nada de pobreza. ¿No es cierto? Sin embargo, aquí nos encontramos con una contradicción: si sabemos que la Casen 2013 trae buenas noticias sobre la disminución de la pobreza ¿por qué demorar 6 meses la publicación de sus resultados?, ¿por qué elegir un veraniego sábado del mes de enero y a la hora de almuerzo para compartir esta buena noticia? Es al menos curioso el actuar del Gobierno en esta materia.
Algunos mal pensados dirán que esta maniobra obedece al deseo de “bajarle el perfil” al hecho de que la pobreza disminuyó en el gobierno anterior. Es cierto que el crecimiento, la generación de empleo y programas sociales como el Ingreso Ético Familiar y el subsidio al empleo a la mujer fueron políticas decisivas para este gran logro. Y aunque venga muy de cerca, mis felicitaciones al gobierno del Presidente Piñera por ello. Sin embargo, también es verdad que estas medidas no habrían sido posibles sin las buenas políticas implementadas bajo los gobiernos de los ex presidentes Aylwin, Frei, Lagos e incluso Bachelet en su primer mandato. La caída histórica de la pobreza entre los años 2009 y 2011, no fue efecto de alguna genialidad improvisada en un momento sino posible gracias a las décadas anteriores en que se mantuvo y consolidó la economía social de mercado.
De manera que cuando se esconden los avances sociales del gobierno del ex Presidente Piñera también se están ocultando los avances obtenidos en los últimos 20 años.
Sinceramente, no entiendo esta lógica. Porque cuando en la cancha gana la Selección Nacional, triunfa Chile entero y no sólo los miembros de los clubes de futbol de los jugadores que marcaron goles en el partido. Cuando Chile tiene menos pobreza, menos desigualdad y más igualdad de oportunidades y desarrollo, es Chile entero el que gana, no sólo los políticos de uno u otro color. Tan imposible como no alegrarse del triunfo de la Roja, es no alegrarse de la disminución en la pobreza. Salvo claro, que alguien no se sienta identificado con la Selección o que, en el segundo caso, algunos ya no se sientan identificados con la obra realizada por sus propios gobiernos o, peor aún, que no sean capaces de alegrarse cuando más chilenos viven dignamente y con más oportunidades para decidir libremente sobre sus vidas y las de sus familias.
Salvo que uno se gane el Loto, los grandes triunfos de las personas y los avances más importantes de las naciones son fruto de muchos años de perseverancia y sacrificios. En el caso de Chile, que 1.700.000 personas hayan superado la pobreza se debe al esfuerzo de hombres y mujeres de distintas generaciones, credos y formas de pensamiento que a pesar de estas diferencias fueron capaces de trabajar con generosidad, grandeza y patriotismo por el bien de todos los chilenos.
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