Columna de Alida Mayne-Nicholls: "Usted está aquí"

Margarita García Robayo es una escritora  colombiana que ha estado dando de qué hablar con sus relatos.  En ese contexto Usted está aquí es una suerte de carta de presentación para los lectores locales. En una entrevista, la autora se refería, de hecho, a este libro como “una especie de edición curada” (El Universal de Colombia). Se entiende así tanto el título como la organización del texto: el usted está aquí, aunque es el título de uno de los relatos, también nos posiciona en el universo autoral de García. Ese mundo tiene que ver con hombres y mujeres en tránsito o fuera de lugar, que no se sienten cómodos ya sea en su tierra o en su cuerpo. Así sucede con Titi, el niño enfermo, molestado por sus compañeros de curso y destinado a engordar y engordar a medida que sus órganos se deterioran hasta que ni siquiera puede usar el control de sus videojuegos, lo único que le permitía sustraerse de su vida (“Cosas peores”). Y ahí está Pedro, varado en el hotel más grande de Europa, quien a pesar de insistir en que su esposa espera su llamada, que ella se preocupará al no saber de él, busca escape tras escape de su vida cotidiana (“Usted está aquí”). Tal vez todos los protagonistas de los relatos no sientan que esa vida cotidiana sea la que merecen o, por último, la que desean. La cotidianeidad se convierte en un motivo complejo en los cuentos, un aparente valor que queda completamente vacío cuando no es la historia mínima que quisiéramos tener. Es lo que parece comprender Orestes, el padre que viaja para tratar de reencontrarse con su hija Becky. Ella solo contesta con evasivas hasta que él le relata un recuerdo de cuando era pequeña y la consoló de un llanto terrible: “ese día me hiciste creer que no existía nada en el mundo que te interesara más que esa historia mal contada. Y yo pensé: tengo el poder de llenar su cabecita vacía de ideas que alguna vez ella va a transformar en otra cosa, en algo mejor que esto que le estoy contando […]” (“Algo mejor que yo” 38-39). Pero ese conmovedor momento de unión padre-hija no es verdad; existió, pero no con Becky.

El libro está conformado por cuatro cuentos, que nos conducen hasta una nouvelle: “Hasta que pase un huracán”. Allí la autora prueba su oficio y su capacidad de narrar, a través de un relato en primera persona, en el que se cruzan otras voces sin ser anunciadas, rompiendo las marcas tradicionales de una obra, pero siendo consistente en un yo que es muy oral, informal, espontáneo. La protagonista nos va guiando desde la infancia a la adultez sin transición alguna. Desde pequeña ha querido escapar de su Colombia natal y lo intenta sin mayores esfuerzos, incluso cuando decide ser azafata y poder alejarse de Cartagena, sus viajes están siempre destinados a regresar.

Usted está aquí nos sitúa, de eso no cabe duda, cada relato va preparándonos para el siguiente, en términos de desazón, porque son textos amargos, en que el calor y el ritmo del reggaetón solo realzan unas vidas agotadas desde el comienzo, con protagonistas a los que habría que decirles muy claramente dónde están, porque no lo saben, o tal vez no están más que en un continuo e incómodo movimiento que no se sabe a dónde llevará. Tiene perfecto sentido, entonces, que los finales no estén establecidos, sino que sean pura posibilidad.

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García Robayo, Margarita. Hombres sin mujeres. Santiago: Montacerdos Ediciones, 2015.

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