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Entomofagia. Comer insectos. Una práctica milenaria propia de muchas sociedades, en las que se ha visto al insecto más allá de la repugnancia y se le ha considerado una fuente importante de alimento.
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De hecho, si el insecto se preserva seco puede tener un 60% de contenido proteínico. Y como la producción de insectos es más rápida, incluso podría superar a la de los mamíferos (o sustituirla) a la hora de alimentar a los humanos.
Aún así, sabemos que los odian.
Pero quizás con estas recetas puedan animarse a probarles. Si son impresionables, recomendamos verlo con discreción.
1. Escarabajos con cebolla
Regla número uno: ningún insecto se cocina muerto. Por ende, ver a cuatro escarabajitos friéndose vivos sobre una cebolla será lo más traumático de esta receta que se acompaña con palillos chinos.
2. Langosta “campestre”
Esto es cocina para sobrevivir. El guía aconseja quitar cabezas, patas y alas del animal, porque esto puede ahogar a la persona. Ya hecho esto, procede a ponerlas en un palo y freírlas.
3. Gusanos fritos
Tamizar gusanos. Congelarlos. Que resuciten en una sartén. Comerlos. Todo acompañado de cebolla y sazón. Disfruten.
4. Comida tailandesa
Si aman a “Pepito Grillo”, esto no les gustará. Aunque se ve sabroso (de lejos).
5. Cucarachas fritas
Con chile, ¡deliciosas! (no vomiten).
6. Chapulines
Insectos propios de México, que hacen parte de la cocina prehispánica. Más que un tutorial, es una buena muestra de gastronomía y cultura.
7. Huevitos
Pero de hormiga. Hermoso ver las alas del insecto en su sopa. Una receta para los más atrevidos.
En la galería podrán ver de qué se trata la entomofagia. Para leer la información desde un smartphone o tablet, seleccionen “ampliar galería” y luego “mostrar texto”.