Columna de Hugo Tagle: ¡Felices Fiestas Patrias!

Un nuevo terremoto nos golpeó. Chile debe ser el único país del mundo que habla de “temblor” cuando se trata de un terremoto de 8.4. El humor no falta, gracias a Dios. Lamentamos las muertes, 13 hasta el momento de escribir esta columna. Una oración por ellos y mostremos nuestra solidaridad a los afectados.

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Así y todo, tenemos días de fiesta. Y es bueno que celebremos. Será una forma de alivianar el trago amargo de este nuevo golpe de la naturaleza. Lo que no nos mata, nos hace más fuertes.

Agradezco aquí a quienes harán posible estos “feriados irrenunciables”. Quizá usted mismo debe trabajar en estos días. Entonces ¡gracias choferes de buses, del Metro, cobradores de peajes, FFAA y Carabineros, guardias, enfermeras y médicos de turno y un largo etcétera. Chile no para, para que muchos podamos festejar. Tras el “18”, la vida continúa y a pasos agigantados, de cara a fin de año, con una agenda llenísima para esa inmensa mayoría de chilenos que se levanta temprano a cumplir con su deber.

Estos días son una buena oportunidad de encontrarse con los parientes lejanos, hacer de estas fiestas un evento familiar, un punto de unión, oportunidad de sentarse y compartir una buena ensalada y un trozo de carne, un choripán, una empanada, una copa de vino o chicha. Es fiesta de fraternidad, donde aflora lo mejor de cada uno, dejamos de lado las rencillas y conversamos como buenos amigos.

Somos un país pequeño, hecho a pulso, que quiere y debe ser “mesa para todos”.

Los últimos meses fuimos testigos, y quizá actores, de una crispación excesiva. No es sana una convivencia así. La desconfianza llegó a niveles insostenibles en una sociedad democrática. La democracia hay que cuidarla, buscar siempre puntos de acuerdo, donde son más las cosas que nos unen que aquellas que nos separan.

Como sociedad debemos renovar las confianzas. El grado de odiosidad -algo artificial y amplificado por el anonimato que ofrecen las redes sociales- intoxica nuestra convivencia; envenena y destruye nuestra capacidad de entendernos y de construir sociedad.

“La unidad exige mucho tiempo; la división llega en un instante”, dice un sabio adagio.

Hagamos nuestra la célebre frase de San Agustín: “En las cosas necesarias, la unidad; en las dudosas, la libertad; y por sobre todo, caridad”. Hay que apostar a las cosas que nos unen y no a las que nos dividen.

Este viernes se celebró en las 26 catedrales de Chile el Te Deum de Fiestas Patrias. El principal fue en la iglesia catedral de Santiago, como cada 18 de septiembre desde 1811. En él se agradece al buen Padre Dios por la patria, por la naturaleza que nos ha regalado y le pedimos por mayor unidad, paz, justicia y fraternidad. Pedimos para que la naturaleza nos sea benévola, que no haya terremotos ni otras catástrofes ¡Que nos haga constructores de paz y no división! Agradecemos a Dios por cada hermano. Nadie sobra en Chile.

Que la Virgen del Carmen, patrona de Chile, nos ilumine como la estrella que es desde la bandera nacional, que cuide y proteja a cada chileno, sobre todo a los niños, a los ancianos y a los más pobres.

¡Viva Chile! ¡Felices Fiestas Patrias!

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