Columna de Beatriz Sánchez: La Constitución

Vamos a escuchar muchas cosas en estas próximas semanas. Vamos a leer muchas cosas durante las próximas semanas. Vamos a ver muchas cosas durante las próximas semanas. Todas tendrán que ver con el proceso para una nueva Constitución. Pero no se engañen.

Estoy de acuerdo que hablar de la Constitución aparece como algo gigante. Pensar además que nosotros, que usted, que yo, seremos capaces de darle contenido, también aparece como algo imposible. Pero NO lo es.

La Constitución tiene mucho más que ver con lo que nos pasa de lo que creemos. Tiene mucho más que ver con cómo es el país en que vivimos de lo que creemos. Explica el porqué pasan una y otra vez las mismas cosas. Define por qué hay derechos consagrados y otros que no. Marca y define la participación que podemos tener, nosotros, los ciudadanos en lo que pasa.

Cuando le digan una y otra vez que la Constitución NO es realmente su prioridad, no lo crea. Cuando le digan que usted no sabe, por lo tanto no podrá opinar, NO crea. Cuando le digan que NO soluciona sus problemas, no lo crea. Cuando le digan que NO lo necesita, no lo crea. Cuando le digan que ya la han cambiado muchas veces, NO lo crea.

La Constitución de un país es lo que le da el marco a la convivencia de su sociedad y lo óptimo, es que nosotros, los mismos ciudadanos, seamos los que la definamos.

Cuando la Presidenta Michelle Bachelet anunció el inicio de un proceso o una fórmula constituyente, me entusiasmó. Reconozco que en este mismo espacio me declaré antes incrédula. Cuando la mandataria hace varios meses habló de “realismo sin renuncia”, yo lo comparé con la frase base de la transición “en la medida de lo posible” y dudé de que este gobierno cumpliera con la promesa de una Nueva Constitución. Pensé que no se meterían en “las patas de los caballos”. Porque hay que reconocer que a los sectores más favorecidos por esta sociedad chilena que hemos construido -esos que tienen el real poder en este país, los que ganan siempre- le tienen terror a una nueva Constitución.

Si bien reconozco que es un paso audaz meterse hoy en el proceso constituyente, no niego que me hubiese gustado más. Me habría gustado una definición sin miedo a las personas, con plebiscitos que aceleraran el proceso y dieran legitimidad pronto a una Asamblea Constituyente. Pero reconozco también, que la elaboración de una nueva Constitución es un proceso que debe tener tiempos, que debe ser procesado por la ciudadanía para incorporarse y sentirse parte, que debe sumar más que restar.

Es bien sorprendente pensar que hace cinco años éste no era tema para la mayoría de los ciudadanos. Y que de a poco, por la insistencia de un grupo minoritario primero, se transformó en tema nacional.

Es interesante que especialistas constitucionales nos muestren los caminos que han tomado otros países. Nos muestren cómo se ha incorporado a la ciudadanía, para que la Asamblea Constituyente no termine exclusivamente “tomada” sólo por los partidos políticos clásicos y sí exista representación de las organizaciones sociales.

Me entusiasma y me provoca que entre todos discutamos y opinemos si queremos un sistema presidencial o no, si vale la pena un congreso bicameral, si necesitamos plebiscitos permanentes y vinculantes para leyes de escaso avance, si el agua puede volver a ser de todos, sobre la explotación de los recursos no renovables, el derecho a la propiedad, los derechos reproductivos de la mujer, los derechos de los pueblos originarios y un estado plurinacional. Busco discutir si el Estado debe seguir siendo subsidiario y no tomar la iniciativa de las acciones a emprender, de mirar y brindar un trato distinto a las regiones.

No se engañen. Escucharan, verán y leerán muchas cosas en las próximas semanas. Pero usted, yo, el vecino, sus primos, todos podemos participar. Porque todos sí tenemos opinión sobre lo recién enumerado. No hay que ser “experto” para opinar, hay que ser ciudadano.

Las opiniones expresadas aquí no son responsabilidad de Publimetro

 

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