En la sociedad de hoy ser delgado es el equivalente de la “perfección”. Esto significa que la persona en cuestión se “cuida”, se “ama” y tiene control absoluto sobre su cuerpo. Por ende, será aceptada. Y eternamente alabada:
Pero algunas mujeres, al interiorizar este ideal, llegan a extremos destructivos. Sus desórdenes alimenticios las consumen. Las devoran hasta casi matarlas. Como a esta mujer, que pidió ayuda en la web para financiar su tratamiento:
Y como ella, hay muchas. Pero en el caso de Sarah Ramadan, el cambio es notable, pues ella dejó de atormentarse y puso sus energías en algo que la salvó del infierno de la anorexia: el gimnasio.