Columna de Raúl Sohr: Argentina, ellos o nosotros

Mauricio Macri es el presidente electo de la Argentina. Los presidentes K, Néstor  Kirchner y  Cristina Fernández,  impusieron un estilo polarizador. Están con nosotros o están en contra nuestra. A lo largo de los tres mandatos exigieron optar entre el gobierno, caracterizado como nacional y popular, nac&pop en lenguaje coloquial, o los adversarios de las diversas coyunturas como el Fondo Monetario Internacional, el alto mando castrense, la Corte Suprema, el sector agrario llamados ruralistas, ciertos medios de comunicación con el grupo Clarín a la cabeza, los tenedores de bonos de la deuda externa motejados como los fondos buitres entre otros.

La estrategia de la tensión y de la ofensiva política permanente contra rivales focalizados galvanizó a una mayoría de la población. Pero la fricción continua  desgasta el discurso y cansa a la población. Tanto va el cántaro al agua hasta que se rompe. En la segunda vuelta electoral una mayoría escogió, entre otras cosas, un cambio de estilo.

El discurso conciliador de Macri tuvo más audiencia que la agresiva retórica que caracteriza al peronismo K. Es irónico que Daniel Scioli, el derrotado candidato oficialista, destacara por su moderación. Algo que no gustó en ciertos círculos peronistas que exigían más dureza. Scioli buscó complacerlos y ello lo desperfiló  jugándole en contra frente al electorado. Con todo, el gobierno terminó con altos niveles de aprobación expresados en un reñido resultado.

Macri es, hasta cierto punto, una incógnita. Para vencer debió pactar con la centrista Unión Cívica Radical y otras organizaciones de la izquierda del espectro político. Su discurso apuntó a ganar el centro político sabiendo que tenía asegurado el voto empresarial, de los agricultores y de la derecha política. Prometió que mantendría los subsidios y beneficios sociales otorgados por los K.  En materia económica se ha abstenido de mostrar sus cartas señalando que desea conocer el nivel real de reservas así como el índice de inflación efectivo.

En materia internacional buscará seguir el camino chileno: poner los intereses comerciales y financieros a la cabeza de la agenda. La búsqueda de la integración regional en el plano político, en el comprometido estilo de los K, pasará a segundo plano. Brasil es el socio estratégico de la Argentina y ello no cambiará. Pero Macri ya ha manifestado su apetito por asomarse al otro lado de los Andes y buscará estrechar lazos con la Alianza del Pacífico.

También ha anunciado que enfriará las relaciones con Irán. En lo que toca a Chile los lazos son óptimos y podrían mejorar más aún ahora que ambas capitales compartirán una visión más próxima a Washington y dictada por las agendas empresariales.

El futuro de Cristina Fernández

A lo largo de la campaña electoral trascendieron fricciones entre Daniel Scioli  y la señora K pese a que fue ella la que lo designó como su delfín. Corrió el rumor que al peronismo K, más militante que el sciolismo, le convenía más la victoria de Macri pues ello les facilitaría el retorno a la Casa Rosada tras cuatro años. Si Scioli era electo y gobernaba bien iría a la reelección. Si lo hacía mal el camino quedaba cuesta arriba para el peronismo. Ahora está por ver quién asumirá el mando de la oposición que algunos peronistas ya califican como “la resistencia”.

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