Columna de Andrea Zondek: De la Teletón, de los baches y “eventos”

Acaba de terminar la Teletón y, tras 27 horas, se llegó a la meta de reunir más de 30 mil millones de pesos. Este gran esfuerzo país, no puede ni debe terminar sólo con una cifra monetaria, porque la inclusión de las personas con discapacidad es una tarea que debe durar los 365 días del año y, obviamente, va mucho más allá.
 
Las calles, las veredas y los paraderos, sin desconocer los avances que se observan en algunas comunas, aún están lejos de aportar a la inclusión. Solo hay que recordar que hace un tiempo la Intendencia de Santiago dio a conocer un catastro de hoyos del Gran Santiago, en el contabilizaba más de 17 mil “eventos”.
 
¿Se imagina lo que puede ser para una persona en silla de ruedas o que utilice bastones, sortear un número tan importante de baches y hoyos? No hablo de una o dos personas, hablo de miles.
 
Hace unas semanas, por este mismo medio, abogué por el derecho al traslado en locomoción colectiva. Éste debe incluir necesariamente que las calles y paraderos de todas las comunas del país estén pensados, diseñados y construidos con una mirada inclusiva. Así por ejemplo, que los paraderos tengan una altura mayor, para nivelar el acceso al bus o que los pasillos de los buses sean más amplios pensando en quienes acceden con bastón.
 
La lista de puntos es larga. Que en las calles la separación entre pastelones no supere los dos centímetros; que los desniveles de cualquier naturaleza sean inexistentes; rebajes de soleras en todos los cruces peatonales y  pensando en las personas con discapacidad auditiva o visual, que existan estímulos visuales y sonoros para su resguardo en las calles. Éstas y muchas más, que los ingenieros y diseñadores debieran conocer a la perfección más que yo, son sólo algunas de las medidas posibles de implementar.
 
Lo importante es que cuando los ministerios de Transportes y de Vivienda y los gobiernos regionales planifiquen e inviertan, consideren ese 13% de la población que tiene algún grado de discapacidad. Porcentaje que crece si suman a las otros dos millones de personas que hoy ostentan la calidad de adultos mayores.
 
Ideal sería que para cada inversión pública el Ministerio de Hacienda exigiera el ítem inclusión para personas con discapacidad. Que las municipalidades hicieran eco de aquello y que este tipo de iniciativas no cayeran en la categoría de excepciones, sino en el de la cotidianeidad.
 
Pero más importante aún, es que los otros 15 millones de chilenos (considerando que ya nos empilamos por los 17 millones de habitantes), exijan y respeten estos espacios.
 
Si avanzamos en ello, nuestro país podrá transformarse  en un Chile inclusivo. Si avanzamos en ello ¡seremos los campeones de la inclusión!

*Fundación Tacal imparte cursos gratuitos para personas mayores de 18 años con discapacidad. www.fundaciontacal.cl; F.: 227351969 – 227370118; Adolfo Ibáñez 469, Independencia.

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