Columna de Beatriz Sánchez: La falsa libertad

Si yo les pregunto ¿cuánta libertad tienen… que me contestan? ¿Cuánta libertad tenemos hoy nosotros los ciudadanos?

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Desde hace dos años que escucho que se alude a la libertad de los chilenos. La libertad de elegir. Una forma de reproche a las reformas anunciadas es el atentado a la libertad de elegir: el colegio para los hijos, si comprarse o no una segunda casa, la pertenencia a un sindicato.

Hay una sucesión de publicaciones que se basan en el paradigma de la libertad, para resaltar las bondades de un sistema económico que propone la libertad de elección como base. Ningún ente regulador, sino que el mercado -con su libre elección- que ponga los límites. Un estado pequeño, sólo con normas básicas, que no se interponga entre los ciudadanos y su libertad de elegir.

¿Pero cuánta libertad existe hoy? ¿Cuánta libertad real hay?¿Podemos hablar de libertad cuando el 70% de los chilenos gana hasta 426 mil pesos? ¿Podemos hablar de libertad cuando el sueldo mínimo es de 241 mil? ¿Dónde está la libertad de los jubilados que en un 95% tienen pensiones que no superan los 150 mil pesos? Si el 80% de los chilenos está en Fonasa, si menos del 50% de las mujeres trabaja de manera remunerada… ¿somos libres para elegir? Incluso con una colusión como la del papel tissue, donde dos empresas que manejan el 95% del mercado por diez años se pusieron de acuerdo para fijar un precio distorsionado de sus productos afectando a todos los chilenos, ¿hay real libertad para comprar en este supuesto libre mercado?

Por eso me parece tan curioso cómo se defiende esta “supuesta” libertad de los chilenos que “estaría” amenazada. Cuando la libertad para elegir NO existe para la mayor parte de los chilenos. Yo también creo en las libertades individuales. Me gusta pensar que somos dueños de nuestra vida, no me gustan las dictaduras ni los gobiernos totalitarios. Pero busco una libertad real, una libertad donde no existan “barreras de entrada”, donde se generen las mismas condiciones y cada uno pueda elegir y construir su futuro.  Como individuo y como comunidad.

Es bien curioso que los mismos que defienden esta libertad de elegir colegio o sindicato, son furibundos a la hora de defender otras “libertades”, las que NO tienen que ver con libertad económica sino valórica.  Los mismos que rasgan vestiduras porque los chilenos podrían NO poder elegir pagar el colegio para sus hijos, están en contra de la interrupción del embarazo, de la posibilidad de la eutanasia, del matrimonio igualitario.  ¿Entonces en qué quedamos? ¿Son sólo algunas libertades las que valen?

Más se parece a una falsa libertad la que se promueve. A una sensación de libertad, más que a una libertad real.

Esta historia es real, aunque me gustaría que no lo fuera.  A un medio de comunicación de carácter nacional llega un estudiante en su último año de Periodismo. Está postulando a una práctica profesional. Sus notas son malas, su vocabulario es pobre y da una muy mala prueba de admisión. Está en quinto año y cuenta que para pagar una carrera que le salió dos millones y medio de pesos al año, debió trabajar en las noches como obrero. Se va a titular de una universidad que ha sido investigada por lucro, pero seguramente nunca va a poder ejercer porque no está preparado. ¿No habría sido mejor evitar el engaño y orientarlo a convertirse en un técnico especializado?

Ahora les pregunto: ¿tuvo este muchacho real libertad para elegir?

Las opiniones expresadas aquí no son responsabilidad de Publimetro

 

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