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1944: Norma Jean Baker ( Marilyn Monroe), Los Angeles. pic.twitter.com/aFETBWOuY4
— Fotos Históricas (@FotosDHistoria) diciembre 31, 2015
Es mejor llorar en un Mercedes y en un Ferrari aunque la riqueza no compre la felicidad. Y por qué no, es mejor tener unos buenos dientes y unos cuantos «arreglos» si eres famoso y definitivamente quieres distanciarte del resto de los mortales.
Tratamientos, cirugías, modificaciones de todo tipo. Muchos famosos que comenzaron prácticamente como todos nosotros poco a poco se fueron transformando para consolidar así su imagen. Y el ejercicio no es de hoy:
Marilyn Monroe todavía era Norma Jean Mortensen en esa época. Luego se operó la cara, se arregló los dientes e hizo otras cosas para tener la apariencia que la hizo famosa:
Esto también pasó con Rita Hayworth, que de ser «Dolores Cansino», que de lucir pelo negrísimo que nacía en la mitad desu frente y de tener sobrepeso, pasó a ser una refinada actriz de Hollywood. De hecho, le cambiaron el nombre, le pintaron el pelo de rojo y también le arreglaron los dientes.
Y se convirtió en «Gilda», el mito erótico con el que la identificarían mundialmente hasta el día de su muerte:
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Pero si esto les suena a Prehistoria, hay más casos cercanos. Belinda, que aunque no nació en un entorno humilde, se hizo cirugías para quedar mucho más estilizada. Eiza González. Las Kardashian, todas y cada una de ellas. Kris se arregló los dientes y la cara. Kim cambió prácticamente sus facciones. Khloé afinó las suyas. Y como el dinero llama más dinero, comenzaron a pulirse (aunque en el estilo, eso no ha variado mucho).
Pero por ahora, hay casos más interesantes, como el de Cristiano Ronaldo. Irina Shayk ni siquiera besaría al portugués cuando era un humilde talento con los dientes torcidos, acné y pelo lleno de gel. Claro está, muy diferente del metrosexual que hoy parece un Ken viviente y que afinó su piel, se hizo diseño de sonrisa y moldeó su pelo a la moda:
O vean el caso de Nicole Kidman, que parecía la típica «mamá» de clase media de los años 80 con su pelo rojizo ensortijado, sus mofletes y sus dientes. Solo le faltaba un suéter de gatitos para completar su look (y muchos gatitos). Hasta que entró a Hollywood y en los años 90, ya era toda una sílfide, incluso musa de Karl Lagerfeld.
En la galería verán otros cambios de famosos apenas comenzaron a obtener fama y fortuna.