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Hoy es el último discurso sobre el estado de la Unión de Obama

El presidente estadounidense, Barack Obama, pronunciará este martes su último discurso sobre el estado de la Unión en el Congreso, dispuesto a destacar los logros de su gestión pero también a ofrecer su visión de Estados Unidos más allá de 2016.

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Este tradicional discurso será para el presidente número 44 de Estados Unidos la última ocasión de dirigirse a sus ciudadanos en horario de máxima audiencia, antes de que Washington y el resto del país entren por completo en modo electoral el 1 de febrero con el inicio de las primarias presidenciales de demócratas y republicanos en Iowa.

Tres candidatos republicanos a suceder a Obama, actuales senadores, estarán presentes en el hemiciclo: Marco Rubio (Florida), Ted Cruz (Texas) y Rand Paul (Kentucky).

Aunque la Casa Blanca asegura que Obama no tiene intención de entrar en la contienda, no pierde oportunidad de arremeter contra sus adversarios. El presidente es «muy optimista sobre el futuro», dijo el domingo a ABC su jefe de gabinete, Denis McDonough, y añadió: «y esto es una diferencia significativa con el catastrofismo cotidiano de los candidatos republicanos».

Se espera que el discurso presidencial verse sobre la recuperación de la economía y el camino andado desde que asumió el cargo en enero de 2009, en medio de la peor crisis desde la década de 1930.

Las cifras de creación de empleo en diciembre, que superaron ampliamente las previsiones de los analistas, le vendrán como anillo al dedo (el desempleo está en 5%, el más bajo en siete años).

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La fortaleza del mercado de automóviles de Estados Unidos, ilustrada por la euforia reinante en el salón de Detroit, también es un fuerte indicador. Cerca de 17,5 millones de vehículos se vendieron en Estados Unidos el año pasado, un récord absoluto.

En algunos de los tradicionales programas de entrevistas del domingo por la mañana, el multimillonario Donald Trump, que encabeza las encuestas en el lado republicano, dibujó en cambio un panorama más sombrío. «Nosotros no vamos bien, el país no va bien», dijo. «La economía no está realmente fuerte. Estamos sentados en una enorme burbuja a punto de explotar», añadió.

A los 12 meses de su salida y frente a un Congreso dominado por los republicanos, ¿debe resignarse Obama a un papel de cuasi espectador?

El presidente asegura que siempre tiene «el pie a fondo en el acelerador» y recuerda que ya le habían vaticinado ese destino tras la bofetada recibida por los demócratas en las legislativas de noviembre de 2014.

Desde entonces, señala, sumó una serie de logros en casos emblemáticos: el acuerdo sobre el programa nuclear iraní, el libre comercio Asia-Pacífico (TPP) y el cambio climático, con el acuerdo de París en diciembre.

– Discurso simbólico –

El asunto se anuncia más complicado en el frente de la lucha contra el grupo Estado Islámico, sobre la que, según los sondeos, la mayoría de los estadounidenses no está convencido de la estrategia de Obama.

El mandatario debería poner además en primer plano una vieja promesa de campaña que hasta ahora no ha podido cumplir: cerrar la prisión de Guantánamo. Mantenerla abierta, ha sostenido, «debilita la seguridad nacional» de Estados Unidos al destinarle enormes recursos financieros y a la vez dar una herramienta de propaganda a los yihadistas.

El presidente se comprometió a presentarle al Congreso un plan pronto, pero es probable que choque contra un muro. Porque sin el apoyo de los congresistas, ¿el presidente cuenta con la autoridad legal para trasladar a los detenidos a territorio estadounidense? La pregunta divide a los juristas.

El discurso sobre el estado de la Unión es también una cuestión de símbolos: un refugiado sirio que huyó de los bombardeos del régimen de Bashar al Asad será uno de los invitados de honor en el palco de la primera dama, Michelle Obama.

También habrá un asiento vacío para honrar a todos los estadounidenses muertos por armas de fuego (más de 30.000 por año).

Decidido a regular mejor la venta de armas, Obama anunció recientemente una serie de medidas saltándose al Congreso.

Para hacer llegar mejor sus mensajes, que dará en el Capitolio siguiendo un antiguo y rigurosamente calibrado ritual, la Casa Blanca multiplicó este año su presencia en las redes sociales.

Así, la Casa Blanca acaba de crear una cuenta Snapchat para tratar de captar la atención de sus jóvenes y entusiastas usuarios (más de 100 millones activos diariamente). Y el viernes, Obama concederá una entrevista a tres «YouTubers» que acumulan unos 12 millones de suscriptores en la plataforma de vídeos en línea.

 

PUB/IAM

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