“Sólo el que sabe es libre, y más libre el que más sabe… Sólo la cultura da libertad…”, decía Miguel de Unamuno. Ciertamente, la cultura tiene que ver con la esencia de los pueblos y por ello es tan relevante que no sólo seamos capaces de apoyar a quienes tienen el privilegio de la expresión artística, sino además, que esa creación llegue a la ciudadanía.
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Por todo ello es que el Ministerio de Obras Públicas se siente especialmente orgulloso de lo que estamos realizando en el ámbito de la infraestructura cultural.
Hace pocas semanas pusimos la primera piedra de la Segunda Etapa del Centro Cultural Gabriela Mistral (GAM), con la Presidenta de la República, Michelle Bachelet, iniciativa que surgió justamente desde su primer mandato.
Esta edificación no sólo se ha constituido en el epicentro de la actividad cultural de la capital, sino que además es el espacio que decenas de jóvenes se “toman” cada tarde para ensayar con sus amigos algunas coreografías. Ese empoderamiento de las personas es justamente el objetivo de este tipo de espacios.
Con más de 5 millones de visitas en sus cinco años de funcionamiento, la segunda etapa del GAM pasará a potenciar todo un circuito de programación artística que comienza con el recién inaugurado Museo Violeta Parra; el Museo de Artes Visuales en el barrio Lastarria; y que termina en los Museos de Bellas Artes y de Arte Contemporáneo en el Parque Forestal.
Sin duda, el desarrollo de esta segunda etapa del GAM, con una inversión total de $41.000 millones, será una obra simbólica para la Dirección de Arquitectura del Ministerio de Obras Públicas en el año que comienza, pero no es ni con mucho la única de las obras que el Ministerio desarrolla en el ámbito de la infraestructura cultural.
Justamente, si hablamos del legado de Violeta Parra podemos citar, por ejemplo, las obras de restauración en la casa natal de la cantautora en San Carlos. Porque se trata que esta infraestructura llegue a todos los rincones del país.
Prueba de ese esfuerzo es el importante avance que ya experimenta el Teatro Regional del Bío Bío, antigua aspiración de los habitantes de esa región; o el inicio de las obras de mejoramiento del monumento histórico Isla de Los Muertos en Aysén; o la habilitación de Molino Machmar en Puerto Varas, como centro cultural.
Podemos citar también las obras para la habilitación del Museo Regional de Aysén; el inicio de la construcción del Centro Espiritual Gaudí en Rancagua; la licitación para el Museo de la Memoria en Concepción; o la licitación para el mejoramiento del Teatro Cervantes en Valdivia.
Cito al final de estas palabras algunas obras que son de nuestra especial preocupación en el ámbito de la restauración de espacios patrimoniales. Hablamos, por ejemplo, del Palacio Pereira, una antigua mansión de orden neoclásico que albergará ahora a entidades públicas de la cultura; pero también hablamos del fin de los trabajos de restauración de la Catedral Metropolitana; del inicio de la rehabilitación de la Catedral de San Marcos de Arica; y hablamos del muy esperado (en estos días se firma el protocolo respectivo) desarrollo de las obras de estabilización de emergencia de la Basílica de El Salvador.
Aspiramos, en definitiva, a que nuestras obras traspasen las carreteras, los aeropuertos, los bordes costeros o los embalses, y que lleguen a dejar huella también en el ámbito de la cultura, el patrimonio y nuestra identidad.
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