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Los aspirantes republicanos se miden un nuevo debate a dos semanas de la primera votación por la nominación presidencial en Estados Unidos, al tiempo que crece una guerra interna entre la dirigencia del partido y el populista Donald Trump.
El enfrentamiento, presente desde hace meses entre el «outsider» magnate inmobiliario y sus rivales del «establishment» a las primarias republicanas, volverán al podio la madrugada de este viernes (hora chilena), cuando los siete mejor posicionados confluyan en el sexto debate de la campaña electoral en Carolina del Sur (sureste).
«Donald Trump es un estúpido», atacó este jueves en un duro anuncio de campaña el candidato Jeb Bush, exgobernador de Florida, consternado por cómo el millonario se burló de un periodista discapacitado.
«Él es el Kim Kardashian de la política», dijo al diario Des Moines la empresaria Carly Fiorina, una de las aspirantes de bajo perfil, al compararlo con la estrella estadounidense del reality show.
En las vísperas de la primera votación de las primarias el (1 de febrero en Iowa, centro-norte), y después de evitar durante meses herir las susceptibilidades de Trump, el liderazgo del Grand Old Party (GOP) parece estar preparando sus fuerzas.
Muchos dirigentes piensan ahora que el tono bombástico del millonario populista luce más peligroso que el riesgo de una candidatura independiente.
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La joven y carismática gobernadora de Carolina del Sur, Nikki Haley (43 años), disparó contra Trump durante la respuesta oficial republicana a la alocución anual ante el Congreso del presidente Barack Obama.
Haley, hija de inmigrantes indios y posible candidata a vicepresidenta, llamó a los republicanos a resistir «las voces más rabiosas».
«A veces, lo mejor que podemos hacer es bajar el volumen», agregó, indicando que el partido -que aprobó su discurso- se cansó del estilo xenófobo de Trump.
Los barones republicanos, reunidos en Baltimore, secundaron esa postura.
El asunto es «cómo tenemos un mensaje que sea inspirador, inclusivo, esperanzador, optimista y que una al país», dijo el flamante líder de la cámara baja, Paul Ryan.
Pero Trump, que ha demostrado infatigablemente su destreza en esta campaña, convirtió la reprimenda de Haley en algo positivo.
«En lo que a mí concierne, la rabia está bien. La rabia es energía, es lo que necesita este país», dijo Trump a la cadena CNN al reaccionar a las declaraciones de Haley.
«Ella me gusta, es una mujer muy agradable, pero ha sido muy débil en el tema de la inmigración ilegal», afirmó.
Paradójicamente, la dirigencia republicana está disparando contra el candidato que domina desde hace seis meses la contienda. Con un 35% de las intenciones de voto aglutinadas al momento, Trump bien podría obtener la investidura cuando el partido realice su convención de mediados de año.
Aunque se inquieta porque la retórica de Trump aleje a minorías cruciales en las urnas como los hispanos, el partido Republicano no está muy lejos de las posiciones de Trump, como el rechazo a los refugiados sirios o la expulsión de los millones de inmigrantes indocumentados en Estados Unidos.
PUB/VJ