Camila Albertini
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Los países miembro de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (Opep), anunciaron que reducirán su producción en 2016 por primera vez en siete años debido al desplome de los precios, causado por un exceso de oferta, y que han llevado a que el barril de crudo esté bajo los 30 dólares, situación no vista desde hace 12 años.
Sin embargo, ¿por qué el precio de las bencinas se mantiene estable, mientras el del crudo va en picada? La respuesta está en el Mecanismo de Estabilización de Precios de los Combustibles (Mepco) que funciona desde agosto de 2014, y que entró a reemplazar al anterior Sistema de Protección ante Variaciones de Precios Internacionales de los Combustibles (Sipco).
Este actual sistema imposibilita bruscas alzas y bajas en el precio de las bencinas, y además fija banda de techo y piso en pesos. Lo anterior permite resguardarse de las alzas en el tipo de cambio, pero evita beneficiarse cuando éste baja.
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“Cuando vas a la bencinera deberíamos tener un precio de combustible 150 pesos más barato por litro. Pero el Mepco impide la transferencia al consumidor final de las bajas fuertísimas que tenemos; entonces es como que nos hubiesen congelado el precio del barril a 88, 90 dólares, cuando en realidad está a 30”, manifiesta el economista y CEO de Think & Co, Rafael Garay.
En esa misma línea coincide Mario Valenzuela, vicedecano de facultad de Economía y Negocios de la Universidad San Sebastián (USS), quien ratifica que el Mepco funciona a largo plazo de forma neutra, por lo que “no afecta nada que suba o baje el petróleo” al bolsillo de los chilenos.
Valenzuela agrega que “lo que hace (el Mpeco) es generar certidumbre y certeza entre las personas y empresas que consumen combustible en su precio a través del tiempo”.
En cuanto a una posible relación entre el bajo precio del cobre y la menor recaudación del fisco, con el precio de los combustibles, Garay explica que “si baja el precio del producto que tu vendes, pero a la vez baja el precio del producto que tu importas, ambos tienden a ser similares, y el menor ingreso por cobre es mayor que el menor gasto por petróleo y los consumidores no lo reciben en el bolsillo, sino que el Gobierno lo recibe por término de recaudación”.
