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Con los ojos cerrados, un ramo de flores en las manos, grandes y pequeños rezan apaciblemente en un inmenso templo tailandés, al norte de Bangkok, antes de echarse en un ataúd, para mejor «resucitar».
Este ritual dirigido por monjes budistas tiene como objetivo que los participantes se libren del «mal karma», para permitirles «resucitar» con un alma «purificada».
Tras una ceremonia de oraciones, los creyentes se colocan en ataúdes que los monjes cubren con un tela rosada.
Algunos vienen en familia y un gran ataúd está previsto para ellos.
En el momento en que la tela es levantada, todo el mundo «renace».
«Tuve la impresión de que acababa de resucitar en el momento en que se quitó la tela», explicó a la AFP uno de los creyentes que participó en la experiencia, Kriangsak Puangsarn.
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Desde la instauración de este ritual en 2008, decenas de personas acuden cada día a este templo de Wat Ta Kien, a una hora de la capital tailandesa.
En Tailandia, donde el 95% de la población es budista, cohabitan budismo y prácticas místicas, y los amuletos tiene una vital importancia. Muchos tailandeses piensan que la magia negra o los ritos ocultos pueden traer suerte o alejar la desgracia.
PUB/IAM