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Una misión latinoamericana de observación de la ONU verificará el futuro desarme de las Farc y el cese definitivo del fuego bilateral en Colombia, según anunciaron el martes el Gobierno y esa guerrilla, en el marco del proceso de paz que celebran en La Habana.
En un comunicado conjunto, las partes dijeron que alcanzaron un acuerdo para que delegados oficiales del grupo rebelde y de Naciones Unidas conformen una comisión tripartita responsable de monitorear y verificar los acuerdos sobre ambos puntos, los últimos en discusión antes de un pacto final previsto para los próximos meses.
«Hemos acordado que ese componente internacional será una misión política de la ONU integrada por observadores de países miembros» de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac), señala el texto del acuerdo leído en la Habana.
El presidente Juan Manuel Santos, quien saludó el acuerdo en un mensaje televisado a los colombianos, descartó que dicha misión incluya cascos azules armados. «Se trata de observadores no armados, no de una misión de mantenimiento de la paz de cascos azules», afirmó.
La ONU -que acompaña las discusiones sobre la supervisión y verificación del próximo desarme de las Farc y el alto al fuego en Colombia- recibirá un pedido para que se cree «desde ya dicha misión política con observadores no armados», lo que parece tornar inminente la dejación de armas por parte de la guerrilla comunista después de más de cinco décadas de lucha contra el Estado.
«Con este acuerdo estamos recorriendo ya los pasos que nos llevarán a la concreción de estas conversaciones (…) Es un momento determinante en la marcha» de los diálogos, destacó Humberto de la Calle, jefe negociador del gobierno al término de la lectura del comunicado.
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De su lado Iván Márquez, su contraparte en las Farc, también dio por hecho el avance irreversible hacia un alto al fuego definitivo en Colombia.
«La solicitud que hemos elevado hoy al secretario general de Naciones Unidas y al presidente del Consejo de Seguridad en el sentido de activar un mecanismo tripartito (…) de monitoreo y verificación, constituye una fuerte señal y una feliz premonición de que el proceso de paz de Colombia se encamina hacia la terminación del más largo conflicto del continente», sostuvo.
Las Farc y el gobierno han cerrado parcialmente cuatro de los seis puntos de la negociación: problema agrario (origen del enfrentamiento), cultivo y tráfico de drogas ilegales, reparación de las víctimas y participación política de los guerrilleros una vez que depongan las armas.
Quedan por definir el fin del conflicto -que incluye el desarme de la guerrilla- y la implementación y refrendación de los convenios.
El conflicto colombiano, que comenzó como una sublevación campesina hace más de medio siglo, dejó unos 220.000 muertos y seis millones de desplazados.
– El tramo final –
El acuerdo anunciado este martes deja prácticamente a Colombia a pocos pasos de cerrar su más largo capítulo de violencia, y de que las Farc se conviertan en un partido político.
«Es el paso más concreto que hemos dado en todo el proceso», subrayó Santos, una opinión que es compartida por analistas.
«Este anuncio es muy importante, porque se vincula oficialmente a la comunidad internacional en el operativo terrestre de la verificación, y por lo tanto significa ya que la cosa va muy en serio», dijo Ariel Ávila, analista de la Fundación Paz y Reconciliación, con sede en Bogotá.
Además de los dos últimos puntos en negociación, resta por definir si la firma del histórico acuerdo de paz se concretará el 23 de marzo, tal como se habían comprometido las partes en septiembre de 2015.
No obstante el empeño del Gobierno de Juan Manuel Santos en cumplir ese plazo, las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (Farc) pusieron en duda esta semana la fecha del 23 de marzo, al advertir sobre los «escollos» que todavía enfrentan los diálogos.
«Es un hecho que las conversaciones en busca de la anhelada reconciliación han entrado en una etapa definitiva, y que sesenta años de confrontación pueden concluir (…) en el curso de este 2016», anticipó Márquez.
Por su parte, De la Calle insistió en que la intervención de la ONU es prenda de garantía de que las conversaciones en La Habana determinarán el fin del enfrentamiento armado, uno de los más antiguos del mundo.
Las Farc cuentan con unos 7.000 combatientes, según estadísticas oficiales.
En un comunicado difundido en Bogotá, el gobierno de Santos anticipó que los «costos de la verificación» serán asumidos por el Consejo de Seguridad de la ONU.
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