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Uruguay se prepara para vivir a partir del jueves su carnaval, el más extenso del mundo, que como cada año y por casi 40 días llevará a todo el país desfiles al ritmo del tambor, espectáculos de murgas, parodias y danza.
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Buena parte de la población uruguaya, de 3,5 millones de personas, vive el carnaval como una suerte de ritual que se renueva cada noche en espectáculos montados en clubes de barrio o escenarios callejeros.
Esta parte del año está marcada por la música, el color y la alegría que despliegan «troupes» teatrales, conocidas como murgas o parodistas, grupos de danza o «revistas» y las tradicionales comparsas y sus «llamadas» al tronar de los tambores.
En cada barrio de Montevideo, y en muchas ciudades del interior del país, cada conjunto carnavalero, ataviado para la ocasión, presenta espectáculos que si bien responden a la tradición en cada categoría, renuevan su temática año a año.
El jueves, el carnaval comenzará por la noche con el desfile de apertura por la principal avenida montevideana, 18 de julio.
De a pie o en vehículos preparados para la ocasión, los integrantes de estos conjuntos, algunos de ellos artistas profesionales y otros simples amantes del canto y la actuación que dedican esta parte del año a su pasión carnavalera, presentarán por primera vez una muestra de sus propuestas para 2016 al público local y a los turistas que cada año se agolpan para observar su paso.
– El reflejo de una sociedad –
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Para los uruguayos, el carnaval «termina siendo la manera en que -a pesar de ribetes más urbanos que rurales- terminan viéndose representados arriba de un escenario», explicó a la AFP José Cozzo, presidente del certamen de agrupaciones de carnaval que se celebra cada mes de febrero.
En el carnaval, el uruguayo «palpita lo que sucede de importante en su vida durante el año», añadió.
En el concurso oficial, dividido en categorías, participan 44 conjuntos. Sus inicios se remontan a 1868, con una característica que lo define: desde los participantes hasta el jurado, siempre incorporó a personas de «todos los niveles sociales», afirmó Cozzo, quien forma parte de los jurados de carnaval desde hace 29 años.
Las murgas, con sus cuplés al son del bombo, el platillo y el redoblante; parodistas que representan viejos clásicos del teatro, la literatura o el cine en clave de humor; humoristas que apelan a la ironía constante; grupos de baile que deslumbran por su habilidad artística y elaborado vestuario, o las tradicionales comparsas con sus tambores actuarán cada noche en un teatro abierto en Montevideo en busca del cetro de su categoría.
Cada noche, miles de personas asisten, frecuentemente en familia, a este espectáculo.
«El carnaval sigue siendo la más multitudinaria» manifestación popular en Uruguay: «Vende más entradas en su zafra que el fútbol en todo el año», ejemplificó Cozzo.
Para muchos de los grupos que participan en el concurso y que actúan en los «tablados» (teatros montados en clubes barriales) o en escenarios callejeros, el carnaval es la posibilidad de presentar al público el fruto de un año completo de trabajo.
Lejos del profesionalismo, buena parte de quienes participan lo hacen por el gusto de actuar y mostrar su talento.
Al carnaval uruguayo, «lo que lo mueve es la pasión», concluyó Cozzo.
PUB/IAM