El debate en el Congreso sobre el proyecto de ley que busca despenalizar el aborto en tres causales: violación, inviabilidad fetal y riesgo vital para la madre, ha ido adquiriendo un tono complejo, cargado de valoraciones que dificultan ver el problema social que existe.
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El aborto existe en nuestro país, es una realidad social que no se ha acabado penalizando a las mujeres que abortan. Las personas que desean mantener la penalización pareciera que olvidan que la realidad social es más fuerte que su voluntad moral. Esto es importante, porque sitúa el debate donde debe estar, como una política pública que aborda una problemática social y no como una respuesta de visiones morales particulares.
Se podrá argumentar que no por ser una realidad social ésta deba ser aceptada, lo cual es cierto. Ahí llegamos a la necesidad de definir si el aborto terapéutico es un acto que deba ser considerado un delito. Este es el aspecto esencial del debate y todos tomamos posición desde este punto.
Creo que el aborto no es un delito y me parece una aberración que sea penalizado. Ya es difícil para una mujer tomar la decisión de abortar para que además sea estigmatizada y pierda su libertad. Las personas que estiman que el aborto constituye un delito desarrollan diversos argumentos que van más allá del meollo de la cuestión para desplegar una supuesta superioridad moral. No se hacen cargo que mandan a la cárcel a mujeres, que las convierten en delincuentes.
Así nos hemos encontrando que en debate surgen expresiones como la siguiente: “Los resultados del proyecto son el abandono de los más débiles: la madre que sufre, dejada a su suerte por el Estado, y su hijo indefenso muerto en un basurero”. Cuesta argumentar ante afirmaciones tan cargadas emocionalmente cuyo propósito es no entrar en el tema de que la mujer sea encarcelada por abortar.
Las visiones conservadoras afirman que es un tema ideológico, con lo cual lo único que hacen es esconder su propia postura ideológica. Si la autonomía del cuerpo de la mujer es el trasfondo, que argumenten en su contra, que expliciten que consideran el cuerpo de la mujer como un mero soporte al momento de quedar embarazada.
Es bueno tener un debate ideológico, donde todos expongamos nuestras posturas. Pero me parece un engaño a la opinión pública de parte de los grupos conservadores pretender no tener una postura ideológica.
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La despenalización del aborto terapéutico es un tema social que los grupos conservadores no quieren abordar. Pero la opinión pública ya tomó postura de manera mayoritaria a favor de la despenalización en estas tres causales.
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