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Miles de personas protestaron en distintos puntos del centro de Buenos Aires contra los despidos masivos que ocurren en el Estado desde la llegada de Mauricio Macri a la Presidencia de Argentina.
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«Ñoquis», les dicen, como forma despectiva de referirse a ellos, pues así se denomina en Argentina a los trabajadores estatales «fantasma», que no aparecen por su puesto de trabajo hasta el día de pago, el 29, la misma fecha que por costumbre se suele comer esta pasta en el país suramericano.
«Los únicos ñoquis que existen son los que se comen», repetían los manifestantes en las cercanías del Obelisco porteño, como protesta contra los miles de despedidos de varias áreas del gobierno en el último mes.
Tras el cambio de signo político en la administración nacional, el gobierno argentino anunció una revisión de los legajos de los empleados contratados en los últimos tres años durante el kirchnerismo y, en los casos de algunas dependencias, decidió no renovar los contratos que finalizaban el pasado 31 de diciembre.
Canciones, carteles, poleras con la consigna «Macri, pará la mano» y hasta ollas gigantes con ñoquis en salsa fueron algunas de las herramientas con las que agrupaciones sociales y afectados por los despidos se manifestaron en puntos reconocidos de la capital argentina, como el Obelisco y Plaza de Mayo.
Para defenderse de las acusaciones de los funcionarios, que consideran que los trabajadores no realizan sus tareas, los manifestantes también portaron fotografías del ministro de Hacienda, Alfonso Prat-Gay, y del propio Macri durmiendo en la Cámara de Diputados.
«Yo soy empleada pública, dependo del Ministerio de Cultura. Hoy despidieron a casi 500 personas. Yo no fui parte de esa oleada pero me sumo a lo que está pasando en el ámbito privado y público», dijo a Efe Julieta Gros, una de las personas que manifestaban en el Obelisco.
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Para ella, la creencia de que «el Estado está lleno de ñoquis» es eso: un mito.
«Puede haber mejoras y capacitaciones», pero «de ninguna manera» sus compañeros pueden ser «ñoquis», pues considera que eso es una campaña «patética y retrógrada»
Con ironía, los manifestantes también utilizaron un «ñoqui gigante», que después movilizaron al Centro Cultural Kirchner (CCK), inaugurado el año pasado por el gobierno de Cristina Fernández.
Allí, el 80 por ciento de la plantilla de trabajadores no será renovada, por decisión gubernamental.
Frente al CCK, los despedidos, que aún conservan las credenciales que les permitían ingresar al edificio y su uniforme, explicaron que estaban ahí «para trabajar».
«Estamos pidiendo la reincorporación de todos los trabajadores y se nos ocurrió, como somos tratados de ñoquis, aprovechar hoy 29, para hacer ñoquiada masiva, pero hacer lo que hacíamos, ser trabajadores de cultura», explicó Ezequiel Wolf a Efe.
«La idea es sacar el CCK a la calle. Si a nosotros nos sacaron a la calle, nosotros montamos el CCK en la calle con un festival con la calidad con la que estábamos acostumbrados con diversos artistas y con la gente que nos acompaña», agregó.
En las últimas semanas, también el Ministerio de Justicia argentino revocó el contrato de unos 486 funcionarios públicos que pertenecían a distintas áreas de la cartera y que entraron a formar parte de la plantilla de trabajadores el año pasado.
La vicepresidenta argentina, Gabriela Michetti, también decidió recientemente no renovar los contratos de unos 2.000 empleados del Senado que vencían a fin de 2015, firmados bajo la gestión de su antecesor, el kirchnerista Amado Boudou.
Los últimos despidos que se conocieron esta semana fueron unos 50 empleados de la Casa Rosada, sede del Ejecutivo, que tenían contratos con la Secretaría General de la Presidencia.
Estos despidos se suman a otro medio centenar de empleados del Banco Central y 140 de Fabricaciones Militares cesados en las últimas horas.
Sin embargo, los despidos también alcanzan a otras administraciones, provinciales y municipales, que también han comenzado sus gestiones este año con la decisión de ajustar las plantillas de trabajadores.
PUB/IAM