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La Oficina Europea de Policía (Europol) estima, según sus previsiones más conservadoras, que al menos 10.000 niños refugiados han desaparecido nada más llegar a Europa.
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Algunos de ellos han acabado con familiares sin conocimiento de las autoridades, pero otros se encuentran en manos de organizaciones de tráfico de personas, según los oficiales europeos.
Solo el año pasado llegaron a Europa cerca de 26.000 menores sin acompañamiento, según datos de Save the Children, para un total aproximado de 270.000 niños refugiados; un 27% del millón de personas que en 2015 atravesaron las fronteras huyendo de la guerra en Siria y otras zonas de conflicto.
En medio del enorme descontrol sobre el flujo migratorio, la Europol no ha podido evaluar hasta ahora las terribles consecuencias de este desplazamiento en los niños.
De acuerdo con las investigaciones de la Europol —recogidas por los diarios británicos The Guardian y The Observer— la pista de la mitad del total de niños desaparecidos se pierde en Italia, donde al menos 5.000 menores no acompañados han escapado de la supervisión de las autoridades y quedan a merced de una «infraestructura criminal paneuropea», relativamente nueva y enormemente sofisticada que ha fijado su objetivo en los refugiados.
Esta organización criminal habría aparecido hace 18 meses y tendría sus epicentros en Alemania y Hungría, país este último que sirve como centro de tránsito desde el cual las redes de trata humana reciben a los menores procedentes de Italia —o de Suecia, donde oficiales del puerto de Trelleborg dan por desaparecidos a otro millar de niños— y los distribuyen por el resto del continente, según el jefe de Personal de la Europol, Brian Donald. «Hay cárceles de Alemania y Hungría cuya población está casi exclusivamente compuesta por individuos relacionados con el tráfico de personas derivado de la última crisis migratoria», confirma Donald.
La Europol, además, ha descubierto una perturbadora asociación entre las bandas criminales que secuestran a los niños refugiados con organizaciones de explotación sexual y esclavismo que la Europol lleva investigando desde hace años.
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Con esta información, la Europol tiene previsto iniciar una ronda de conversaciones con las agencias de Policía en los países balcánicos, quienes han pedido una acción europea coordinada ante la imposibilidad de atajar esta ola de secuestros de manera unilateral. «Están absolutamente desbordados, están lidiando con esta situación todos los días y nos han pedido ayuda porque consideran que están ante un problema muy grave», explica Donald.
A pesar de este nuevo esfuerzo, los expertos temen que futuras decisiones políticas puedan agravar aún más la situación, en especial si los Gobiernos europeos se dejan llevar por el pánico que comporta esta caótica situación; miedo que se percibe en las numerosas peticiones para eliminar a Grecia (uno de los principales centros de llegada de refugiados) de la zona de tránsito europeo Schengen.
De suceder, según Naciones Unidas, las consecuencias serían simplemente catastróficas. «Solo la mera petición supone ya el punto más rastrero alcanzado jamás por la Unión Europea en su aproximación a la crisis», denuncia el representante especial de Naciones Unidas para la Migración, Peter Sutherland. De suceder, «Grecia se convertiría en un vacío para incontables miles de peticionarios de asilo, por culpa de una idea inhumana y una grotesca violación de los principios básicos europeos», ha denunciado.
PUB/IAM