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Un nombre muy particular le ha traído más de un dolor de cabeza a un ecuatoriano, de un pueblo llamado Huigra y que actualmente vive en Madrid.
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Giovanni Hitler Cando Ruiz (43), no conoce el origen, ni las razones de por qué lleva su segundo nombre pues su padre -de nombre Bolivar- lo abandonó a los dos años. Lo que sí sabe es que no tiene nada que ver con ideología política, pues su hermano se llama Lenin Helen.
Uno de los incidentes más recordados en la historia de “Hitler”, fue cuando tuvo que viajar a Alemania a visitar a su suegra -que también es ecuatoriana- en Bonn. Al mostrar su pasaporte, un policía buscó un traductor para cuestionarlo. “Él me preguntaba si yo estaba consciente de quién era Hitler y lo que había hecho y yo le respondía ¡Cómo no voy a ser consciente! qué culpa tengo yo de llamarme así”, explicó el hombre al diario El País.
Giovanni Hitler afirma que ya para él es algo que incluso llega a ser gracioso, y que en su trabajo de Madrid incluso sus compañeros al saludarlo le gritaban “Heil”. Cuenta que para quienes recién lo conocen, su nombre es una sorpresa y que siempre “ve sus esfuerzos por contenerse y aparentar normalidad” frente a él.
El hombre afirma que ha tenido más problemas por su condición de inmigrante que por su segundo nombre. «Recuerdo una Nochevieja en que me subí a un taxi en Madrid. Iba con mi esposa y con mi hijo mayor. Nada más abordarlo, el taxista nos hizo bajar al grito de «sudacas de mierda». Ahora pienso que si ese taxista hubiese sabido mi segundo nombre, igual incluso habría bajado a abrirme la puerta. Rescato esta anécdota para ilustrar que mi vida ha estado marcada por mi condición de inmigrante antes que por cargar con el nombre de un genocida», aclara.
“El hecho de tener dos hijos me ha permitido vengarme. El mayor se llama Hugo Chávez y el pequeño Kim Jong-un. Es broma, por supuesto. Mis hijos se llaman Adrián Giovani (24) y Bryan Andrés (15)”, bromea el hombre quién afirma no le interesa cambiar su nombre, a pesar de que muchos se lo han aconsejado y de lo fácil que sería el trámite en sus condiciones. Él solo se defiende calificando esto como “una anécdota”, pues «su personalidad no la define su nombre, si no su día a día».
PB/MC