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El chileno que vende sus libros “mano por mano” y que es leído hasta en Uruguay

Se trata de Víctor Hugo Ortega quien ya tiene tres libros a su haber, todos autoeditados

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 Ya tiene pensado publicar un nuevo libro: dice que es uno de los «más arriesgados»

Con tres libros a su haber, donde ha recibido el respaldo de Sebastián Franchini como ilustrador de sus portadas, Víctor Hugo Ortega ya está pensando en sacar un nuevo libro, con miras a publicarse en junio o julio próximo. 

“Es quizás el más arriesgado de todos los que he escrito por su forma y su contenido”, confiesa. 

“Se llama ‘Las canciones que mi madre me enseñó’ y son cerca de 40 textos literarios que mezclan poesía y narrativa, en torno a la relación de una madre y su hijo. Se podría definir como un collage literario en homenaje a una madre. En lo personal es un homenaje a mi mamá que falleció el año pasado. La forma en cómo se empezó a producirlo fue muy curiosa porque partió por una canción de Soda Stereo que me identifica mucho que es «Té para tres», en cuanto a su atmósfera hogareña y estuve muy influido también por el escritor uruguayo Mario Levrero, quien se refiere sin ningún freno a la construcción de «textos literarios», más que a la catalogación en poesía o narrativa, lo que me pareció muy acertado para lo que yo quería hacer con este nuevo libro. Lo lanzaré en junio o julio próximo, como lo supondrás, en modalidad de autoedición y también lo venderé mano a mano”, aclara.

– ¿A cuánto piensas venderlo y cómo pueden contactarse contigo para saber más de ti?
– El precio no ha sido definido por ahora, pero no debiera estar muy diferente a los otros. Al Pacino estuvo en Malloco y Elogio del Maracanazo se venden a 10.000 y Relatos Huachos a 8.000. Cualquier persona que quiera contactarse conmigo para temas relacionados con los libros o asesorías de edición, puede hacerlo a través del sitio de mi proyecto de formación de audiencias Talleres Barravento: www.talleresbarravento.cl

 

No gasta tanta plata en zapatos, pues pese a que vende sus libros “mano por mano”, no camina tanto. Dice que es una actividad agotadora a ratos, pero también gratificante. Se trata de Víctor Hugo Ortega, periodista y escritor oriundo de Malloco pero conocido hasta en Uruguay gracias a uno de los tres libros que ha publicado por su propia cuenta: “Elogio del Maracanazo”. 

“Me he encontrado con una forma de escribir que me deleita”, le dijo el locutor deportivo uruguayo, Víctor Hugo Morales, cuando tuvo ese libro en la mano. El texto, que recopila varios cuentos que tienen como denominador común el fútbol, fue leído en un conocido programa de TV de allá justo después del partido que enfrentó a Chile y Uruguay bajo el contexto de la Copa América. El mismo del que todos recuerdan a Gonzalo Jara.

Y aunque ese libro habla de fútbol, no es la única temática que aborda. De hecho, tiene otros dos libros a su haber (“Relatos huachos” y “Al Pacino estuvo en Malloco”) y está pensando en sacar una nueva producción. Cada uno de ellos los ha vendido “mano por mano” pues para él, esta forma de expandir la literatura derriba la «latosa» burocracia que exigen las grandes editoriales para publicar a un autor. Esta es su historia. 

Vender tus libros por tu propia cuenta, suena como a vendedor de enciclopedias, ¿es desgantante, gratificante? Cuéntanos un poco
– Y aguante los vendedores de enciclopedias, inspiradores y sacrificados, merecen todo mi respeto. Claro que es desgastante, pero también gratificante, porque un lector que te compra un libro en el metro o a la salida de su oficina, se siente con el derecho a preguntar y generar un lazo más estrecho con el escritor, y te pregunta cómo fue el proceso, como lo recibe la gente, incluso se anima a escribirte para contarte qué sensación le dejó algún cuento del libro. Es como el tipo de literatura que siempre me gustó, la de tipos que se juntan a tomar algo y conversar de los textos y de la vida, sin un ánimo mayor que el de discutir lo que se ha leído.

– ¿Y por qué decidiste publicar por tu cuenta y no intentar sacar un libro con editoriales que te ayuden a venderlo? Sinceramente, ¿cuánto miedo hay en aquello?
– Decidí publicar por mi cuenta porque cuando un escritor que no tiene pituto quiere sacar un libro con una editorial te relegan, te hacen esperar, te tramitan y te maltratan. Y comprenderás que cuando uno quiere publicar, quiere hacerlo pronto, sin esperar, así que la autoedición me permitió eso. A eso le sumo que no quiero pagarle a una editorial por editarme un libro si yo me dedico a editar textos a particulares hace 10 años, no tengo esa necesidad. Prefiero hacerlo yo mismo y así no comparto mis ganancias con nadie. Hay mucha ignorancia entre los escritores emergentes respecto a esto, creo que por eso no lo hacen. Yo siempre admiré a los poetas de barrio, de bares, de calle, que andan vendiendo sus libros mesa por mesa. Siempre apoyé ese tipo de distribución. Así que miedo nunca he tenido, sólo que no me gusta esperar. De hecho mi libro «Elogio del Maracanazo» tuvo una oferta concreta con una editorial para una segunda edición, pero no me convenía.

– Sin embargo, la mayoría de las editoriales grandes exigen a sus escritores cierto margen de calidad. ¿Podría, en la autoedición, perderse esa exigencia en términos de calidad?
– Creo que hay autoedición de buena y de mala calidad, así como también la hay en las grandes editoriales y en las más pequeñas. Ahora, la autoedición que me interesa a mí es la de buena calidad, la que opta por ese camino por un asunto de no tener contactos ni pitutos en grandes editoriales. Piensa que en Chile hay una gran tradición de autoedición, de la que nadie cuestiona su calidad. 

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– Ejemplos
– Te puedo nombrar grandes libros chilenos como “Los Gemidos”, de Pablo de Rokha de 1922 y “Barrio Bravo”, de Lucho Cornejo de 1955, ignorados en su momento, pero que ahora son muy valorados. El de Cornejo incluso con varios motes de redacción, pero su estilo de indagación en el mundo popular es único. Por lo tanto, es un error vincular el concepto “baja calidad” a la autoedición, eso es sólo un prejuicio instalado desde el oficialismo de la literatura chilena a los lectores, para que tengan miedo de acercarse a la autoedición. Es más, actualmente en la página de la Cámara Chilena del Libro hay un artículo titulado “La autoedición no existe”, lo que te demuestra cuál es la mirada de ellos ante el concepto. Y eso es porque mientras más buena fama tenga la autoedición, más pierden las editoriales, ya que por la compra de un libro autoeditado gana un autor solito y no gana una editorial. En la actualidad es necesario nombrar los trabajos autoeditados de los escritores deportivos José Lizana y Felipe Risco, dos autores que he conocido gracias a la literatura y que tienen trabajos de muy buen nivel y han construido un público vendiendo mano a mano igual que yo. Lo mismo pasa con el poeta Jorge Álvarez, que hace años vende en distintos barrios de Santiago sus libros de poemas, los cuales he comprado y me parece un material de muy buena calidad literaria más allá de que el soporte físico de sus impresiones es precario. 

– ¿Da para vivir este modelo de negocio?
– No, pero te da un buen bonus track si mueves bien un libro y tienes una buena venta.

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