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Para las personas con más de 20 años de experiencia laboral, tener que enfrentar un proceso de búsqueda de empleo puede resultar intimidante y lleno de dudas. “¿Seré capaz de competir con un candidato más joven?, ¿jugará la edad en mi contra?, ¿cómo demostraré que las nuevas tecnologías no tienen por qué ser un inconveniente para mí?, ¿entenderán que no estoy dispuesto a hacer tareas operativas porque ya estoy en otro nivel?”. Estas y muchas otras son las interrogantes que se plantean estos candidatos.
Sin embargo, hay aspectos que juegan a favor de los profesionales más experimentados. “Un profesional con experiencia, por ejemplo, suele ser más sabio y puede tener una reacción más adecuada o saber actuar mejor frente a situaciones complejas por la experiencia acumulada”, explica la recruitment specialist finance & accounting de Robert Half en Chile, Carolina Contreras. En este sentido, no hay razón para sentirse menos calificado, aunque sí es necesario saber cómo destacar y resaltar las cualidades, agrega.
Lo primero al enfrentar un proceso de búsqueda de empleo es tener claro qué se desea laboralmente. “Cuáles son las tareas y actividades que más gustan o en las que se es más experto, qué pasos se deben seguir para lograr el trabajo deseado y, finalmente, cómo sacar el mejor partido de la experiencia profesional adquirida”, detalla Contreras.
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El objetivo en un proceso de selección es superar la entrevista y, finalmente, ser contratado sin importar la edad. Ahora bien, ¿cómo lograr el propósito si la gran mayoría de las oportunidades laborales que ofrece el mercado demandan una experiencia laboral de entre 5 y 10 años?
Contreras entrega cinco recomendaciones para enfrentar esta situación. La primera es no mencionar a cada momento los años de experiencia. “Muchas veces gestionamos procesos en los que se exige una experiencia de menos de 10 años y, por el contrario, escuchamos decir al candidato en reiteradas ocasiones que tiene más de 20 años de experiencia. La idea es centrarse en los 5 o 10 años de experiencia que se relacionen con el cargo al que el candidato sénior está postulando”, especifica.
La segunda recomendación tiene que ver con no centrarse en los aspectos económicos. “El salario es una de las principales prioridades para aceptar o no un empleo, pero las contrataciones se deciden por el nivel de conocimiento que la persona tenga de una industria, si calza con el perfil y si tiene los estudios requeridos y las habilidades necesarias para ocupar un determinado puesto, entre otros muchos factores”, indica la especialista.
En tercer lugar, es importante mostrar cómo puede uno aportar a la compañía y cómo enfocaría la solución de determinados problemas de la empresa basándose en sus conocimientos y experiencia laboral. “Esta parte es fundamental prepararla a conciencia y tener claridad en las ideas que se van a exponer durante la entrevista”, precisa Contreras.
El cuarto consejo está orientado a la tecnología. Los perfiles sénior tendrán que ponerse al día en este aspecto, ya que se asume que los postulantes cuentan con estas habilidades. “Los candidatos puedan tomar algún curso que permita mantenerse actualizado y mejorar sus capacidades y habilidades tecnológicas”, sugiere Carolina Contreras.
La quinta recomendación tiene que ver con la voluntad de realizar tareas operativas. En un proceso de selección, es frecuente encontrarse con perfiles sénior que no están dispuestos a ejecutar algún tipo de labores. “Esto se escucha día a día entre los entrevistados, no obstante, las tareas más operativas se están haciendo comunes incluso en las posiciones de alta gerencia”, aclara Contreras.
Además, es muy conveniente que el candidato sénior prepare su discurso basándose en cómo puede aportar a la compañía, siendo parte de la solución y teniendo la habilidad de adaptarse a las distintas formas de realizar el trabajo.
En definitiva, la edad no es necesariamente un inconveniente en un proceso de selección y la experiencia, bien utilizada y argumentada, puede jugar muy a favor del postulante sénior.