El líder socialista español Pedro Sánchez recibió este miércoles un «no» muy mayoritario a su investidura como jefe de gobierno y duras críticas, especialmente de la izquierda, en un parlamento transformado por la entrada de los partidos emergentes.
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Tras nueve horas de debate, la votación dio el resultado esperado: 219 votos en contra, 130 a favor y una abstención.
Con 90 diputados, su formación fue segunda en las legislativas de diciembre, pero el líder de la primera fuerza, el jefe del gobierno saliente Mariano Rajoy, del conservador Partido Popular (PP, 123 diputados), declinó el intento de formar gobierno por falta de apoyos.
Esos comicios pusieron fin a décadas de bipartidismo PP-PSOE, con la irrupción de dos formaciones impulsadas por la indignación popular ante la austeridad y la corrupción: Podemos de izquierda radical y Ciudadanos de centroderecha.
Así, casi dos tercios de los 350 diputados en una cámara muy fragmentada son nuevos, muchos de ellos jóvenes y algunos que rechazan la política tradicional.
Candidatura «irreal»
Tras un mes de negociaciones, Sánchez sólo logró el apoyo de los 40 diputados de Ciudadanos y la abstención de la diputada del partido regionalista Coalición Canaria, muy lejos de la mayoría absoluta exigida en primera votación.
El viernes, a partir de las 18:30 locales se someterá a un nuevo debate y un segundo voto, éste por mayoría simple, aunque si nadie cambia su posición, tampoco debería conseguirla.
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La suya es «una candidatura ficticia, irreal», le lanzó Rajoy, de 60 años, durante el debate.
Y le acusó de querer «liquidar lo que se ha hecho en España a lo largo de cuatro años, que ha servido entre otras cosas para que este país no fuera rescatado».
España salió en 2014 de cinco años de recesión o crecimiento nulo y su economía creció 3,2% en 2015. Sin embargo, el desempleo, gran drama social del país, sigue en 20,9%.
Pero los ataques más duros le llegaron a Sánchez desde el flanco izquierdo.
El líder de Podemos, Pablo Iglesias, un politólogo de 37 años que subió a la tribuna sin corbata y con su habitual cola de caballo, le reprochó su «capitulación» ante las políticas liberales de Ciudadanos.
«Reivindique la política como el arte de cambiar las cosas y no como el arte de pactar para que todo siga igual», le fustigó. Y lo acusó de preparar «cócteles de distintos sabores» en referencia a las diferentes propuestas del socialista a partidos de izquierda y derecha en su esfuerzo infructífero por sumar apoyos.
Considerando el acuerdo del PSOE con Ciudadanos contrario a lo que estaba negociando con Podemos, el partido de Iglesias se retiró de la mesa de diálogo hace una semana. Le siguieron otras formaciones de izquierdas menores.
«Obedecer a los oligarcas»
«Negocie con nosotros, deje de obedecer a los oligarcas», lanzó Iglesias a Sánchez este miércoles.
Refutando sus ataques, el líder socialista defendió el carácter «social» del programa presentado ante el congreso el martes, cuando detalló medidas como las ayudas de urgencia a los más desfavorecidos en lugar de las concesiones al centroderecha, por ejemplo mantener el abaratamiento del despido.
«No podemos entender cómo se nos intenta vender que es posible una agenda social de izquierdas con un programa político-económico de derechas», se exclamó el líder de la coalición ecologista-comunista Izquierda Unida, Alberto Garzón.
Sánchez volvió pese a todo a apelar las fuerzas izquierdistas para que apoyasen su candidatura, mientras su socio de Ciudadanos, Albert Rivera, un abogado de 36 años, se impacientaba: «Los ciudadanos nos miran esperando soluciones (…) dejen de pelear por sus siglas».
Sánchez fue también duramente atacado por su negativa a negociar un referéndum sobre la independencia de Cataluña, al que él y Rivera se oponen tan férreamente como Rajoy.
«Lo que hemos visto hasta ahora es una mala copia del estilo del señor Rajoy», aseguró el independentista conservador Francesc Homs. Y el izquierdista catalán Joan Tardà advirtió que su gobierno regional avanza ya en el camino hacia la separación, mientras España se debate por formar gobierno.
Si dentro de dos meses ni Sánchez ni otro candidato ha logrado ser investido, deberán convocarse nuevas elecciones, en principio el 26 de junio.
PUB/FHA