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Héctor Luis Ramírez Lagos es sociólogo. Trabaja en una ONG y es militante ecologista. Es un ciudadano común que hace un tiempo tomó un bus del Transantiago en Irarrázabal con Salvador y se dio cuenta que no tenía saldo.
Al no encontrar un punto de carga cercano, se subió a la micro con la idea de hacerlo al llegar al Metro Salvador. Pero grande fue su sorpresa cuando encontró fiscalizadores al llegar a la estación, quienes lo citaron al Segundo Juzgado de Policía Local de Providencia, por evasión del pasaje.
«Concurrí el día de la citación, estaban en paro y no me atendieron. Fui al día siguiente y tampoco nadie supo decirme qué hacer, ni me dieron una explicación de qué pasaría con esta situación. Tampoco me entregaron una fecha alternativa. Yo viajo harto por mi profesión y para ser sincero entre tanto trabajo se me olvidó volver», cuenta Ramírez a Publimetro.
Relata, además, que un día domingo en la mañana, un auto con tres carabineros en «un despliegue absurdo» llegaron a su casa con una orden de detención por no haber pagado el pasaje de la micro. «Me llevaron a la comisaría que está en Plaza de Maipú y me trataron tal cual como lo hacen con los delincuentes, incluso me sacaron los cordones de los zapatos, me quitaron las llaves, anteojos, cinturón. Ahí me dijeron que tenía la opción de pagar una multa de casi 70.000 o cumplir una pena de presidio de siete días», cuenta molesto.
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Agrega que lo llevaron a la hora que «todos compraban el pan para el desayuno» y que «lo expusieron como un delincuente frente a sus vecinos». Posterior a su detención, los guardias del condominio donde vive le avisaron a su familia quienes acudieron inmediatamente a la comisaría.
«Todo esto es absurdo por lo desproporcionado. Un pasaje de bus cuesta aproximadamente $700 pesos, y la multa es casi 100 veces el valor del pasaje sumado a las amenazas. Al final uno por mucho que se niegue a pagar tal suma, debe hacerlo. Yo lo hice para ahorrarle el mal rato a mi familia, pero, ¿Cómo explico mi posición ética? ¿Cómo explico que quise pagar y no me lo permitieron?», se pregunta Héctor.
Vivir el mito
Héctor afirma que todos ven cómo fiscalizan a los que evaden, pero que uno nunca espera vivir el proceso. «Primero uno no entiende qué ocurre. Yo decidí difundirlo por redes sociales porque me pareció importante mostrar la desproporción pensando en la situación política y económica en la que está el país. El valor del pasaje real no supera los $360 y te cobran $700, una empresa privada y monopólica que el Estado subsidia con $16.500.000 millones, pero ellos abusan», explica.
«Día a día hay gente que no entiende cómo funciona el sistema, adultos mayores que no entienden cómo se pasa la tarjeta o que simplemente no tiene, gente de regiones que se sube al bus pensando en pagarle al conductor. Hay tantas situaciones en las que una urgencia puede terminar en algo así».
Sumado a esto Héctor cuenta que al pagar la multa los carabineros le entregaron una boleta sin folio antes de liberarlo. «¿Y quién me dice a dónde van a parar esos fondos? No solo los míos, si no también los de cuántos usuarios del sistema que han pasado por lo mismo», finaliza.
¿Qué opinas de lo que le pasó a Héctor? Cuéntanos aquí.
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