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En el discurso que dio el guerrillero tupamaro José Mujica inmediatamente después de haber salido de la cárcel, dijo lo siguiente: “Toda forma de justicia, en mi filosofía casera, es una transacción con la necesidad de venganza. Por eso no creo mucho en la justicia que se promete. Y no me gusta sacar gajos del árbol caído, muchos nos caranchearon, muchos nos insultaron en estos años; no vamos a responder a eso. (…) Vamos a estar en guardia junto a ustedes, y con ustedes, y con todo el pueblo. Pero no con un hacha en la mano, vengadores, de ninguna manera, nosotros estamos para tratar de hacer y de construir con ustedes. Las cirscunstancias lo dirán”.
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Era 1985, tenía 50 años y había caído preso por enésima vez hacía 14. Fue torturado, humillado, aislado y condenado a la locura por la dictadura cívico-militar uruguaya. Llegó a hablar con los ratones como única forma de mantenerse a salvo, y finalmente salió en un momento particular en la historia de Uruguay. Todo esto se cuenta en “Mujica. Una biografía inspiradora”, libro en el que Leonardo Díaz Echeñique y Alan Percy trabajaron para darle a su historia de vida un sentido práctico en los tiempos que corren. “Como dice el título, se trata de una biografía inspiradora, esto es una historia de vida que nos puede ayudar a levantarnos cuando nos caemos o a entender mejor el sentido de nuestros éxitos o fracasos”, explica Díaz Echeñique a Publimetro.
Pepe Mujica se hizo mundialmente famoso durante su mandato por su estilo de vida totalmente opuesto al que lleva el típico presidente o primer ministro de cualquier país del mundo, ajeno a los protocolos y a los discursos armados. Prefiere hablar y actuar desde la sinceridad y la espontaneidad, y una de sus máximas, más allá de tomar decisiones, es “negociar, negociar y negociar hasta que sea insoportable”. “Creo que esta capacidad dialéctica le ha ayudado a distinguirse y posicionarse en el mundo de la política, donde todo está pautado por publicistas que preparan discursos a medida. La contracara de esto son políticos como Rajoy en España o Macri en Argentina, incapaces de construir un relato propio”, dice el editor.
Esto también le ha causado problemas internos como externos durante su presidencia. “Por supuesto, el peligro de tanta espontaneidad es ‘meter la pata’ como dice Mujica o crear situaciones embarazosas como cuando a micrófono abierto llamó ‘tuerto’ o ‘la vieja’ a los ex presidentes Kirchner”, explica Díaz.
Esa misma honestidad, y lo aprendido durante sus años de cárcel, donde como él mismo explica le sirvió para reflexionar sobre la vida, es la que finalmente le han servido para no caer en el caudillismo, tan clásico en la izquierda latinoamericana.
“A nivel político deja un legado muy interesante, porque ha demostrado que cualquier ciudadano interesado por el bien común y la política puede llegar a cargos de máxima responsabilidad sin traicionar valores básicos, como la honradez, ni volverse una casta privilegiada”, explica Leonardo Díaz Echeñique.
Como bien dice en la introducción, hay pocas dudas que queden por resolver sobre Pepe Mujica, debido a que siempre ha sido un personaje transparente. ¿Cuál es la intención de esta biografía?
Como dice el título, se trata de una biografía inspiradora. Esta es una historia de vida que nos puede ayudar a levantarnos cuando nos caemos o a entender mejor el sentido de nuestros éxitos o fracasos. La vida de Mujica ha sido muy intensa y a la vez muy humana, no de un súperhombre que hace cosas imposibles para el resto de los mortales. Es más, podemos encontrar cosas con las que no estamos de acuerdo pero también imaginarnos que nos sentamos en una mesa de café a discutir con absoluta naturalidad de estas cosas con este señor mayor. En fin, que nos invita a salir de la mediocridad, del no se puede y a su vez a reflexionar sobre el sentido de las cosas.
Sobre lo que se señala en el libro sobre su incontinencia verbal como “uno de sus puntos débiles”, ¿no crees que es una característica propia de figuras políticas de izquierda? Si bien con matices, Pablo Iglesias, Yanis Varoufakis y Bernie Sanders, tres políticos de sociedades distintas, también han sido catalogados de forma similar.
Sí, los tres casos son figuras mediáticas, que irrumpen en escena con un verbo desacomplejado y espontáneo. Creo que esta capacidad dialéctica los ha ayudado a distinguirse y posicionarse en el mundo de la política donde todo esta pautado por publicistas que preparan discursos a medida. La cara opuesta de esto son políticos como Rajoy en España o Macri en Argentina, incapaces de construir un relato propio. En el caso de Sanders y Mujica, si bien son personas mayores, los podríamos ubicar en el escenario de la «Nueva Política» que reivindican Iglesias o Varoufakis. Por supuesto, el peligro de tanta espontaneidad es «meter la pata», como dice Mujica, o crear situaciones embarazosas como cuando a micrófono abierto llamó «tuerto» o «la vieja» a los ex presidentes Kirchner.
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¿Cuánto crees que el momento actual a nivel internacional, con situaciones de crisis en los que el sistema se ve cuestionado, y por ende también las castas de cada país, han reforzado la imagen de Pepe Mujica?
Es una buena pregunta porque creo que, efectivamente, las últimas crisis han puesto sobre la palestra problemas que se han vuelto globales como la corrupción, la desafección política o la percepción de que las democracias están controladas por sectores económicos muy concentrados. Ante esta pérdida de confianza, las miradas se dirigen hacia estas figuras más transparentes, con discursos no materialistas, que reivindican el bien común y el cuidado de la naturaleza.
¿Por qué crees que la figura de Mujica se ensalza a nivel internacional, y en Uruguay es más terrenal? ¿Crees que eso se da también en otras figuras políticas?
El viejo dicho «no hay profeta en su tierra» tiene parte de verdad. Hay que recordar que durante décadas Mujica fue una mala palabra en Uruguay. La dictadura uruguaya y posteriormente partidos políticos tradicionales y sectores de la prensa demonizaron al extremo el papel de la guerrilla y de los movimientos de izquierda de los 70’s. Seguramente estas historias se miden con otras varas a nivel internacional porque las heridas o las vivencias no han sido las mismas. Pero de todos modos creo que Mujica es respetado en Uruguay, sin llegar a ser un mito como pudo ser Mandela en Sudáfrica, pero muy lejos de la desaprobación que tuvo Gorvachov en Rusia a pesar de ser muy aplaudido a nivel internacional.
¿Cuál es, finalmente, el legado de Pepe Mujica tanto en Uruguay como en el extranjero? ¿Hay figuras políticas que se haga cargo de su legado, o veas que toman elementos de su política?
A nivel político deja un legado muy interesante, porque ha demostrado que cualquier ciudadano interesado por el bien común y la política puede llegar a cargos de máxima responsabilidad sin traicionar valores básicos como la honradez, ni volverse una casta privilegiada. Tampoco es el líder populista clásico con capacidades extraordinarias que lo hacen irreemplazable. Hay muchos ejemplos a nivel mundial de esta nueva política que se expresan en casos concretos, como el de Ada Colau en el gobierno de la ciudad de Barcelona, o el mismo Sanders en Estados Unidos, que le está plantando cara a la poderosa Hilary Clinton.
PUB/FHA