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Por Darío Fuentes Ávila
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Con un lleno total en el Teatro San Ginés, el pasado 1 de diciembre se estrenó la obra de teatro «Ex-Amigos» protagonizada por el mismo Viñuela junto a su ex polola y actual amiga María Luisa Godoy, que dan vida a una historia que habla de la amistad post relación de pareja. La idea nació de José Miguel que buscaba tener mayor cercanía con el público: «El contacto directo con el público, yo siento se ha perdido en el último tiempo en la televisión. Esto de tener a la gente ahí sentada y tener un feedback de inmediato es muy bonito». El guión de Ex-amigos fue escrito por Rodrigo Muñoz quien «profesionalizó nuestra idea con un libreto» dice. En la trama el ex conductor de Mekano llega donde una jueza similar a la Doctora Polo y le dice que quiere ser amigo de su ex (María Luisa Godoy), y ahí se cuenta una divertida historia que mezcla pasajes de la relación que tuvieron ambos con la amistad que hoy en día tienen. La actuación para Viñuela es una faceta que siempre le ha gustado. «Si nos sigue yendo bien, me gustaría hacer Ex amigos con hijos, la segunda parte».
Apasionado por las dos ruedas
Jose Miguel se subió a una moto hace 10 años. Un día despertó y pensó: «Tengo ganas de no andar en auto, de tener más contacto con el aire libre». partió a una tienda de dos ruedas y se compró una moto scooter. Se fue camino a su casa muy temeroso de que se le tiraran los autos encima, hasta que después de 1 mes decidió hacer el curso de manejo y dio la prueba para obtener la licencia que le correspondía. De ahí en adelante no se detuvo. Se compró una moto con cambios de 125 cc que le costó un poco dominar. Pasó por Yamaha y Suzuki, «Y luego llegué a Triumph, que tiene unas motos muy onderas, que además han sido protagonistas de películas de Steve Mcqueen, de Elvis, de James Dean, así que me acerqué a la tienda y me compré una Scrambler. Y ahí definitivamente me subí a una moto distinta». José Miguel pasó de una moto de 600 a una de 800cc con la que hizo varios viajes a la playa y a la nieve, ahí fue cuando el comunicador se enamoró de las motos. Luego pasó a una Triumph Thruxton 900 que la manejó durante tres años y que reconoce es una de sus favoritas. Y ahora, con un poco más de confianza cambió el clásico modelo por una más liviana y rápida. La Street 675 – que salió elegida la moto del año durante 3 veces consecutivas – es una moto que pesa tan solo 130 kilos, que tiene un enorme torque y es muy maniobrable, y que Viñuela ha conducido durante los últimos 2400 kilómetros.
Seguridad y precaución
«La moto me entrega la posibilidad de hacer 20 mil trámites en un día, versus hacer cuatro en el auto. Estar muerto de calor en un taco, mientras que en la moto me siento libre, tener la posibilidad de estacionarme más fácil, no te cobran y aparte ahorras bencina. Yo con 9 lucas lleno el estanque y me dura más de 15 días, y la camioneta que tengo la lleno con 60 lucas que se van de un paraguazo», comenta.
Esto también genera una difícil convivencia de motociclistas con automovilistas, y Jose trata de andar con cuidado, porque sabe que hay riesgos. «Soy bien cuidadoso, una vez que aprendes a andar en moto, me preocupo más de lo que está haciendo el resto, cuando llego a un semáforo, miro por los espejos el auto que viene atrás. Siempre estoy pendiente de lo que pasa alrededor» cuenta el comunicador. «Cuando uno se cambia al auto y pasa una moto por al medio se enoja, pero cuando ando en moto quiero hacer lo mismo, así que opté por no alegar y tragarme las palabras» señala el embajador de Triumph.
Papá rockero
Jose es fanático del rock, de AC/DC, de Elvis, de Van Halen y arriba de su Triumph se siente distinto, estiloso, con onda, y ahora que fue papá de Diego hace casi seis meses su vida ha cambiado totalmente. «Puse un hashtag Diego me cambió la vida. Ando en otra, soy mucho más consciente de la felicidad, de aprovechar las cosas simples. El mismo hecho de andar en moto me hace disfrutar, mirar los árboles, el entorno. Y obviamente tratar de ser más cuidadoso porque tengo un hijo». Hoy todo lo que Jose Miguel Viñuela hace es por su hijo Diego Viñuela Lira. «Me pilló en un muy buen momento emocionalmente, llegó cuando tenía que llegar, y una de las cosas que agradezco de no estar en la televisión es el tiempo que puedo compartir con él, de regalonearlo y darle besos, porque yo creo que los niños que crecen con harto amor, a la larga son buenas personas».