Tensión. Es la sensación que define el contexto en el que se aprobó la reforma laboral hace un par de días en el Senado. Y es que, al igual que la reforma tributaria, este proyecto ha dividido a la Nueva Mayoría.
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Sin embargo el lobby de gremios empresariales, que constantemente encontró eco en la oposición, logró generar dudas en parlamentarios del bloque oficialista en los últimos meses, lo cual finalmente se manifestó en la votación en la Sala. El proyecto vuelve a la Cámara de Diputados para su tercer trámite legislativo, con la proyección de que no terminará promulgándose como lo pensó inicialmente el Gobierno.
La reforma laboral es un proyecto que busca introducir cambios al Código del Trabajo, con el fin de establecer tres grandes nuevas normas en Chile: la existencia de sólo un sindicato en las empresas, fin a las posibilidades de reemplazos de personal en caso de huelga y la obligación de negociar colectivamente con sindicatos interempresas.
La idea del primer punto es que los trabajadores sólo puedan elegir entre negociar individualmente o colectivamente a partir del sindicato titular, a diferencia del panorama actual donde pueden optar a agruparse en asociaciones paralelas al sindicato y negociar con el empleador sólo por ese grupo. El segundo punto reflexiona sobre la prohibición que hoy existe para contratar personal que reemplace a trabajadores en huelga, aunque contratar no sea sinónimo de emplear. Hoy una empresa puede disponer de trabajadores a honorarios que reemplacen a los ausentes, lo que ahora se busca prohibir también. Finalmente el tercer punto hace mención a los sindicatos formados por personal que posee dos o más empleadores. Este es un caso típico de los trabajadores subcontratados o empresarios contratistas. Al respecto hoy la ley reconoce voluntariedad para negociar, y lo que se busca es que esto sea obligatorio.
Gremios empresariales, como la Sofofa, han advertido reiteradamente que la reforma laboral afectará la productividad y el crecimiento del país, al otorgar un poder monopólico a los sindicatos y fomentar la paralización de las empresas. Dichos reparos encontraron eco inicial en la oposición, a los cuales se sumaron senadores de la DC en los últimos meses.
Se plantea que la prohibición de que los trabajadores puedan unirse en agrupaciones paralelas al sindicato resulta un daño a la libertad sindical, lo que hasta sería inconstitucional. Con todo acusan que los beneficios de la negociación colectiva puedan ser extensivos a quienes no son parte del sindicato, sin necesidad de que el sindicato lo permita. Ante ello ya preparan sus reclamos al Tribunal Constitucional.
Por otro lado, concuerdan que las empresas no puedan emplear personal nuevo para reemplazar trabajadores en huelga, pero alegan que eso no debiera prohibir que las empresas puedan ordenar a los trabajadores que no son participes de la huelga a hacerse cargo de esas funciones. Finalmente plantean que la negociación con sindicatos interempresas no debiera ser obligatorio.
El 58% de trabajadores en Chile percibe salarios inferiores a $364 mil pesos. ¿Esto mejorará con la reforma laboral? Juzgue usted.
Matías Godoy Mercado
Director de Economía para todos – Economiatodos.cl
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