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La boliviana Gabriela Zapata, ex pareja del presidente Evo Morales, denunció en una carta enviada a la Oficina del Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos que su vida «está en peligro» y sostuvo que el hijo de ambos sí existe, contradiciendo la versión del Gobierno y de la Fiscalía General.
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Zapata, que esta recluida en una prisión de La Paz desde el pasado 28 de febrero, hizo llegar por terceros la carta a la oficina del representante en Bolivia de la Oficina del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos (OACNUDH), Denis Racicot.
«Por medio de la presente me dirijo a usted, con carácter de urgencia, pues mi vida está en peligro, a fin de poner en su conocimiento mi caso y solicitarle encarecidamente tenga a bien atenderlo y efectuar el respectivo seguimiento», solicita Zapata en la misiva publicada en diversos medios digitales bolivianos.
Zapata está presa acusada de supuestos delitos económicos que, según la Fiscalía, habría cometido usando oficinas dependientes del Ministerio de la Presidencia para hacer negociaciones personales con empresarios e inversores, en complicidad con una funcionaria media.
En la misiva, la expareja de Morales también dice que se encuentra «atemorizada e indefensa ante la arremetida judicial que ha emprendido el Gobierno nacional» en su contra porque se la acusa de «un sinfín de delitos» que asegura no haber cometido.
«Peor aún, el señor Presidente ha ordenado que el tema que hace referencia al hijo que tenemos en común tenga carácter de reservado, por tanto estoy impedida que yo o mis familiares puedan demostrar y hacer conocer la verdad», sostuvo la empresaria detenida.
Asimismo, cuestiona que en el Gobierno se afirme que el niño está muerto, que se la acuse de presentar un certificado de nacimiento falso, que se la tilde de mentirosa y extorsionadora y que el fiscal general haya anunciado que se le imputarán delitos de falsedad.
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La mujer se refiere a las acusaciones lanzadas por el fiscal general, Ramiro Guerrero, en sentido de que el certificado de nacimiento que presentó era falso y que ella nunca estuvo internada en un hospital donde supuestamente nació el menor en 2007.
«Como usted comprenderá esta situación ya es insostenible pues no solamente se trata de un tema de justicia (…), acá se trata de la vida mi hijo, de su nombre y su existencia que está siendo cuestionada, no quiero imaginar con qué fines», agrega en la misiva.
Además, Zapata afirma que por medio del teléfono público que hay en la penitenciaria recibe constantes llamadas en las que se la amenaza de muerte si dice su «verdad».
La carta concluye con una petición a Racicot para que la visite en prisión y la ayude en este «terrible momento», que le toca vivir a ella y a sus «pequeños hijos».
Tras conocer el miércoles las declaraciones de Guerrero sobre el certificado de nacimiento supuestamente falso, el vicepresidente boliviano, Álvaro García Linera, afirmó que «engañaron» a Morales sobre el nacimiento de su hijo y que nunca habría existido.
La relación de Morales y Zapata fue revelada en febrero por un periodista en medio de una campaña para el referendo que se votó ese mes sobre el intento del mandatario de volver a ser candidato en 2019, opción que fue rechazada mayoritariamente.
En su momento, Morales admitió haber conocido a Zapata en 2005 y que tuvieron una relación que en 2007 tuvo como fruto un bebé que, según aseguró, murió poco después de nacer.
También afirmó que ayudó a Zapata para el tratamiento médico del menor y que la mujer le informó de su muerte, sin que él comprobara esa versión, ni acudiera al velorio o al entierro.
Tras las dudas, Morales dijo públicamente que si realmente existía su hijo quería quedarse con él, aunque hace poco pidió durante una entrevista que nunca más le pregunten por el caso.
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