El 18 de marzo en Vitacura, una peculiar fiesta tomó forma en una casa de la calle Juan Bautista Pastene. Peculiar, porque en el evento de Facebook -donde fue organizada- había un atípico requisito para su ingreso. No era dinero, no eran aportes, lo que pedían los organizadores era nada más, ni nada menos, que firmas para ser parte del nuevo movimiento político que impulsa el ministro de Hacienda y candidato presidencia, Andrés Velasco.
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Junto a promesas de alcohol, comida y música gratis, la invitación especificaba que “no había que traer nada, pero la única condición para entrar es firmar para hacerse parte del nuevo movimiento Ciudadanos el cual se está conformando”. Sumado a la petición de traer carnet, el evento finalizaba diciendo en un postdata que “ser parte del movimiento no implica nada, después se pueden salir si lo quieren, y si no se salen lo único que les podría pasar es que no puedan votar en las primarias contraria a la del movimiento”.
El autor del irónico relato -que fue publicado por el portal Pousta– cuenta que decidió ir junto a unos amigos a intentar entrar al “carrete” sin tener que firmar, misión en la que fracasó. Además, cuenta que había un guardia “calvo y fornido” que cuidaba la entrada, en el living una señora “algo mayor” que sería la dueña de casa, la cual revisaba que correspondiera el carnet y documento de inscripción y junto a ella, un hombre barbudo que se rumoreaba “que era el notario”. Luego de firmar, poner su dedo firme y limpiarse con una servilleta, siguió en dirección a la música.
La fiesta tenía más mujeres que hombres, todas según describe “rubias maní con miel”, y asistentes con “ojitos de piscina” que pertenecían en su mayoría a carreras como: “Comercial UDD, Pedagogía UAndes, Comercial en la Cato”. «Ninguno de los que estábamos ahí cuestionamos el el poder que dimos a un partido corrupto, poco ético y quienes organizaron el evento lo sabían bien”, sentencia Ignacio.
En el relato se describen algunas conversaciones de los jóvenes presentes en la fiesta, pasados de copas, entre las que destaca una sobre lo que les costó entrar:
«– Wna, ¿qué hicimos, por qué?
– No cacho, si ya entramos, filo
– Pero, ¿Velasco es de derecha?
– No lo sé, wna, en serio filo y si es así, ahora somos de derecha nomás
(Ambas estarían dentro de una hora haciendo la rueda y vueltas de carnero alrededor de una botella de vino blanco).”
Finalmente el autor finalizaría su historia diciendo que “quienes estuvieron a cargo del carrete conocen muy bien su target, lo hicieron central dentro de la comuna, un viernes, como excusa de un cumpleaños, con copete gratis y a un grupo ínfimo de cabros jóvenes y light”.
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Lee el relato completo aquí.
PB/MC