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Desde el año 2014, el Ministerio de Salud de Chile incorporó al plan nacional de inmunizaciones de Chile, la vacuna contra el virus del papiloma humano (VPH) para ser administrada entre las niñas de 4º y 7º básico del país, con la finalidad de protegerlas en un futuro contra el Cáncer de Cuello de Útero y otras enfermedades asociadas.
Posterior a las campañas donde se administró esta vacuna de forma obligatoria en los diferentes colegios de la nación, varias polémicas giraron en torno a su instalación. Entre ellas, la cantidad de dinero que gastó el Gobierno al comprar las dosis utilizadas al Laboratorio Merck Sharp & Dhome ($1.215 millones en el 2014 y $2.120 en 2015) y por supuesto, la verdadera necesidad de que las niñas sean vacunadas por los efectos adversos que podría tener, tomando como ejemplo países donde su uso fue suspendido (Por ejemplo: Japón)
El año 2015, un Reportaje de Ciper puso en tela de juicio la eficacia de esta inyección, generando reacciones desde el Minsal donde afirmaron que «A la luz de la evidencia actual de millones de dosis administradas en el mundo, los efectos adversos de la vacuna contra el VPH no son superiores a los que uno puede encontrar en otras vacunas”. En esa oportunidad se denunciaron efectos tras su administración como: esclerosis múltiple, parálisis flácida, dolores articulares, a las cuales el Minsal respondió diciendo que “no existía ninguna evidencia de asociación con la vacuna contra el VPH y que esos afectos adversos deben ser notificados”. Pero hasta el día de hoy, varios son los casos que se siguen registrando.
Los casos del 2015
Antonia (12) no ha podido estar más de una semana en el colegio desde octubre del año pasado. En agosto del 2015 sus padres fueron notificados por el colegio San Fernando en Puente Alto de que a su hija, junto a sus compañeras, se le sería administrada la vacuna contra el virus del papiloma humano, en el contexto del programa de vacunación del Gobierno. Ese mismo día, cuenta a Publimetro su madre Elizabeth Cea, llegó a la casa con fuertes dolores de cabeza, unos que hasta el día de hoy solo empeoran. “Desde ese punto todo ha sido una odisea. Primero fueron los dolores de cabeza, luego los vómitos. La llevé a muchos médicos y al principio todos me decían que iba a pasar, pero las cefaleas no cesaron. Fue al oftalmólogo, al neurólogo, y tras varios escaners, exámenes y resonancias, llegaron a la conclusión de que no había otra explicación para sus síntomas. Ahí le diagnosticaron Cefalea Vascular post vacuna de VPH”, explica.
La joven madre relata que posterior a estos dolores, comenzaron también las manchas en la piel y problemas de circulación, Antonia veía como regularmente se ponían morados sus pies. Luego comenzó el agotamiento extremo, y finalmente llegó el último diagnóstico: disautonomía.
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La disoautonomía es una enfermedad que afecta al Sistema Nervioso Autónomo, afectando las funciones que nosotros no podemos controlar como: la presión, latidos cardiacos, pulso, entre otras. Aunque aún no es claro por qué se produce, esta enfermedad podría volverse más grave por factores autoinmunes o hereditarios. Elizabeth dice que “en un principió creí que se producía porque la Antonia y yo somos hiperlaxas (mayor flexibilidad en articulaciones y músculos), pero ella jamás había sufrido nada, era deportista hacía patinaje, trotaba. Fue ahí cuando también vimos con el doctor que la vacuna podía ser un factor desencadenante, pasó de ser activa a no poder ni pararse de la cama, solo después de que le fue administrada”.
Hoy Antonia se encuentra con un tratamiento neurológico para fomentar la circulación sanguínea y evitar sus dolores de cabeza. “El neurólogo dio este diagnóstico final diciendo que fue detonado por la vacuna. Él investigó y me dijo que al leer publicaciones médicas de otros países había visto casos idénticos al de la Antonia, con los mismos síntomas, específicamente en publicaciones de Dinamarca. Todo era en casos de niñas que fueron afectadas por la vacuna contra el VPH”.
Elizabeth afirma que ha enviado cartas al Minsal a través de correo electrónico y una encargada de la corporación municipal de Puente Alto que ha servido como nexo entre ella y el Ministerio. “El Minsal no quiere tener contacto con el paciente, ni conmigo, ni con mi hija. Le mandaron a hacer pruebas psicológicas y psiquiátricas, porque según ellos los síntomas de la Anto son psicológicos, pero jamás le hicieron exámenes de otro tipo. Ellos me dijeron que había sido solo una coincidencia y que me correspondía a mí buscar una solución porque no era provocado por la vacuna, pero ¿Cómo me dicen eso si no la han visto, no le han hecho examen, no pidieron antecedentes ni nada?”, se cuestiona la madre.
Luego la mujer dejó una carta en la Superintendencia de salud, de la cual no tuvo respuesta y frente a la situación de su hija afirma que es muy difícil, pues el Minsal debería hacerse responsable de los gastos que le ha implicado a ella y su familia el tratamiento de Antonia, pues “no serían necesarios si no fuera porque ella recibió la vacuna que ellos le administraron”.
En La Florida, a solo algunos kilómetros de esta familia, Karina Vega también relata que su hija Catalina (12) comenzó en noviembre con síntomas de estrabismo en el ojo izquierdo. Cuenta que tras pasar por un oftalmólogo, que las derivó a un especialista del Hospital de la U.Católica, y una serie de exámenes audiometrías, escáners y evaluaciones neurológicas, el médico neuroftalmólogo le preguntó si la menor habría recibido una vacuna. Ella le respondió que sí, que había recibido la inyección contra el virus del papiloma humano en 2015 y fue ahí cuando él le informó que era eso lo que había provocado que el ojo de Catalina se hubiera “descompensado”. Esto fue en Febrero de 2016, y a eso se le sumaron otros síntomas como taquicardia, dolores de cabeza y musculares, que también estaban asociados. “A mí en el colegio jamás me informaron de lo que le estaban poniendo a mi hija, ni sus componentes. Yo aún no he puesto ningún reclamo al Ministerio de Salud porque todos me dicen que no me van a tomar en cuenta, pero tengo hoy exámenes que comprueban que esto fue por culpa de la vacuna”, aclara la madre de Catalina.
Hoy ella trata a su hija con Biomedicina, un tratamiento alternativo, el cual conoció por Arlette Pizarro, otra madre con una hija con estrabismo en el ojo izquierdo también asociado a la administración de esta vacuna, junto a calambres y cefaleas. Arlette, quien reside en Cabildo, la motivó a llevar a Catalina al mismo médico, tras ver que su hija Valentina tenía serias mejorías en los efectos advertos supuestamente causados por la vacuna contra el VPH. “Esta es la única opción que tenemos por ahora que realmente ha funcionado, pero la verdad es que yo creo que el Gobierno debería hacerse cargo, porque nuestras niñas estaban sanas antes de recibir esta vacuna”, dice Arlette, a lo que Karina agrega que “mi hija podría ser sometida a una cirugía, pero es complicado porque yo solo la puedo atender de forma particular por lo que hoy no tengo dinero para pagar su operación”.
¿Es culpa de la vacuna?
El doctor Fernando Muñoz, jefe del Departamento de Inmunizaciones del Minsal, afirma a Publimetro que en el Ministerio existe una medición de los efectos adversos y reacciones potencialmente atribuibles a las vacunas, donde todos los profesionales de los vacunatorios del país, ya sea del servicio de salud público o privado, tienen el deber de informar de cualquier suceso extraño ligado a este tipo de inyecciones. «Siempre que estos efectos sean severos, y no correspondan a un dolor o inflamación en el lugar de la inyección, deben ser notificados al Minsal para su estudio», explica.
«Hay veces que se deben descartar la coincidencias de enfermedades, con el momento en que se administra la vacuna, es por eso que estudiamos puntualmente caso a caso» dice el médico.
Sobre los casos aquí mencionados aclara que «jamás hemos recibido en el Ministerio un caso de estrabismo, por lo que si las madres quieren que sea estudiado deben hacer la denuncia correspondiente ya sea en un correo directo al Minsal, o pedirle a sus médicos tratantes que lo notifiquen para poder estudiarlo e ingresarlo. En el caso de disautonomía, lo estudiamos con el comité de salud pública, quienes hicieron el análisis de causalidad, y encontraron que la enfermedad no era coincidente con la administración de la vacuna, junto a que no hay evidencia atribuible a ella, ya sea en cómo fue preparada la vacuna o porque existan antecedentes de casos parecidos en otros lados del mundo».
Agrega que en Chile se han notificado casos por manchas den la piel, cefaleas con pérdida de fuerza en extremidades y que en la mayoría de los casos se pasan rápidamente y no tienen relación con la vacuna.
Finalmente aclara que en el país no existen registros de efectos adversos severos, pero sí de mareos con cefaleas en algunas niñas en momentos cercanos a la vacunación o inflamaciones locales, los cuales pasaron sin dejar secuelas días después con tratamientos locales. «Para nosotros la vacuna contra el VPH es de las más seguras que administramos y eso ha pasado en todo el mundo. El tema es que ha sido ligada a muchas polémicas, pero eso solo se debe a dos razones: que sea para una enfermedad que podría eventualmente pasar 20 ó 30 años después, y por supuesto que sea ligada a la sexualidad lo cual produce resistencia en los padres al estar las niñas lejos de iniciar su actividad sexual».
PB/MC