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El expresidente Luiz Inacio Lula da Silva atribuyó el sábado a «las élites brasileñas» la tentativa de «impeachment» (destitución) de la presidenta Dilma Rousseff, en un acto con simpatizantes en Brasilia.
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«A la élite brasileña no le gusta la democracia», proclamó Lula, líder histórico de la izquierda local ante más de mil personas que lo aclamaron en la capital brasileña.
Lula y Rousseff articulan las negociaciones para frenar el juicio de destitución de la mandataria, que será sometido el domingo a la aprobación de la Cámara de Diputados.
Rousseff, acusada de manipulación de las cuentas públicas y quien asumió en 2014, denuncia en esa iniciativa un «golpe de Estado» institucional.
«Esto es por defensa de la democracia. Por eso hablamos con diputados. No podemos permitir que la presidenta sea derrocada», dijo Lula en un breve discurso.
El evento estuvo teñido de rojo, color que identifica al gobernante Partido de los Trabajadores (PT, izquierda). Los manifestantes agitaban banderas de la Central Única de Trabajadores y de otras organizaciones sindicales y alzaban carteles con uno de los mantras del oficialismo en esta crisis política: «No va a haber golpe».
«Vine porque respeto la Constitución y el estado democrático. Aún cuando tenemos críticas contra el gobierno por no haber demarcado las tierras indígenas, pensamos que el golpe no es el camino para el país. Es un golpe reaccionario», dijo a la AFP Cleber Buzatto, un activista indígena de 40 años.
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Originalmente, estaba previsto que Rousseff también asistiera al acto que se celebró en un recinto junto al estadio Mané Garrincha, pero sus asesores dijeron a la AFP que canceló su asistencia para priorizar las negociaciones voto a voto que sostiene en la residencia presidencial.
La votación del domingo será seguida por gigantescas manifestaciones de ambos bandos en Brasilia (centro), Sao Paulo, Rio de Janeiro (sureste) y varias de las principales ciudades del país.