Inusual lluvia de abril. Los que conocen la ciudad se esmeran en entender cómo la cantidad de agua caída traída por el cauce del río Mapocho llegó a transformarse en tremenda catástrofe. Si el río abrió sus brazos fue por culpa del hombre y no del clima, eso lo tengo por seguro. Es como si Chile llorara la pérdida de su ex presidente y el llanto de todo el país abriera las cicatrices de una transición necesaria, un tanto tibia pero sin duda la mejor salida al período negro y siniestro anterior a la actual democracia.
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La nobleza de la política a la antigua con discursos macizos y estridentes que no dejaban a nadie indiferente, la inteligencia de hombres y mujeres que realmente daban cátedra de amor patriota, desprendidos de ambiciones personales sin ética, esa es la escuela que deberían recuperar nuestros actuales gobernantes, la elegancia del poder.
Las banderas a media asta se alejan de la alegría del guachaca que hace poco celebraba su cumbre, incontables señales que desde el mismísimo día de la cocina chilena nos hacen reflexionar sobre nuestra forma de ser nación, enarbolados los emblemas y con los honores propios del evento.
Santiago se engalana entre el barro para despedir al ex Jefe de Estado y aprovechamos de recordar el pasado y proyectar el futuro. Entonces aparecen los patriotas, vestidos de rojo e hinchando el corazón.
Sorprendido me tiene un local que, de verdad, sin llamar mucho la atención, tiene un producto que definitivamente dicta catedra de revisión sanguchera histórica. Lo más encachado, como dirían los antiguos, es la instalación del lugar, una suerte de combinación de moderno foodtruck pero estático, un contenedor acondicionado instalado en los estacionamientos de un centro comercial abre sus ventanas para ofrecerse como kiosko alimentario.
Para sorprender aún más, la variedad de carnes es deliciosa, además del churrasco mantienen en enjundiosos caldos un lomo a la cerveza que se desmorona a cada mascada. Hay pollo al coñac mucho más blando aún, la mechada deshilachada promete el mismo encanto y las tradicionales salchichas para un completo son del tamaño del pan que es más largo de lo normal.
Además, tienen varios tipos de pan, los que se preocupan de calentar al punto de dejarlos bien crujientes.
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Las combinatorias de ingredientes se pasean por los tradicionales chacarero, dinámico, completo e italiano y la cantidad puesta en cada pan es generosa sin ser aberrante.
La pareja que atiende lo hace con cariño, excelente disposición y algo de picardía, lo que sin lugar a dudas le coloca una sazón extra a cada bocado.
Adoro el tratamiento de las carnes que según me cuentan las preparan por largas horas en otro lugar, me gusta la informalidad de las bancas y sus altos taburetes, la accesibilidad de estar casi en la calle. Son muchas las cualidades para que Puro Chile decante y llueva por más lugares de la ciudad con sus ricos sánguches.
Coordenadas: Puro Chile, Padre Hurtado 1621, Las Condes. Telefono 229542808.
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