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Cada vez con menos esperanza de hallar vida bajo los escombros, Ecuador anunció drásticas medidas económicas para paliar los efectos del potente sismo de hace cuatro días y ya piensa en la larga y costosa reconstrucción de las zonas afectadas.
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El sismo, el peor desde 1979 con más de 500 muertos y 5.000 heridos, inicialmente destruyó unos 800 edificios, afectó 600 edificaciones, dañó numerosas carreteras e hizo colapsar infraestructuras en zonas turísticas, un duro golpe para este país dolarizado y severamente azotado por la caída del precio del petróleo.
Para paliar la situación, el presidente Rafael Correa, que calculó los daños en 3.000 millones de dólares, «dos o tres puntos del PIB», anunció el miércoles el aumento de dos puntos del IVA (de 12% a 14%) durante un año y aportes salariales obligatorios de un día de sueldo por cada mil dólares mensuales de salario.
«Si se gana mil, se contribuirá un día tan solo un mes. Si se gana dos mil, un día durante dos meses, hasta quienes ganamos más de 5.000, que contribuiremos un día durante cinco meses», precisó el mandatario en mensaje por radio y televisión pública.
Además, anunció «una contribución por una sola vez del 3% adicional sobre utilidades», así como «una contribución por una sola vez del 0,9% sobre personas naturales con patrimonio mayor a un millón de dólares».
Y aunque más temprano había asegurado que su país está «mucho más preparado» que antes para enfrentar este tipo de tragedias, en su mensaje a la nación señaló también que el Estado «buscará vender» algunos activos «para superar estos momentos tan difíciles», aunque no especificó cuáles, y dijo que evalúa emitir deuda.
Estas medidas se suman a inminentes alzas de impuestos, entre otros a la cerveza y a los cigarrillos, que están por aprobarse en la Asamblea Nacional, en un país con grandes necesidades de financiamiento y que además debe afrontar millonarios vencimientos de deuda en 2016.
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«El tema del terremoto le permite (al gobierno) hacer mucho más aceptable para la población este tipo de incrementos impositivos, que le van a ayudar a pasar de mejor manera el año», explicó a la AFP el economista Alberto Acosta.
«Además, con el terremoto se activan líneas de contingencia, como los 600 millones de dólares ya anunciados, pero después también hay donaciones de gobiernos y otro tipo de fondos que pueda conseguir», agrega Acosta, de la consultora Grupo Spurrier.
«Huele a muerte»
A medida que pasan los días, crece la angustia de los sobrevivientes por hallar a sus familiares, mientras entre los rescatistas la esperanza de encontrar vida se reduce.
En el puerto de Manta, unos 180 km al sur y también muy golpeado por el sismo, una brigada de bomberos rebusca entre los escombros de lo que fue una ferretería en el barrio de Tarqui.
«Aquí huele a muerte, a pesar de la pintura», exclama uno de ellos, con la cara oculta bajo una máscara blanca y gafas grandes.
De hecho, el olor a cadáver en descomposición flota por todas partes en esta zona comercial, situada en primera línea de mar y donde no queda ni un edificio intacto.
«No estamos perdiendo la esperanza de encontrar personas con vida. Pero después de más de 72 horas …», admite a la AFP el teniente coronel Marco Antonio Artica, que aterrizó la víspera de Honduras a la cabeza de 18 bomberos voluntarios para echar una mano, como han hecho varios países de América Latina.
El último balance oficial cifró en 525 los fallecidos y en 5.733 los heridos, en tanto indicó que 163 personas siguen con paradero desconocido. La víspera las autoridades hablaban de 1.700 desaparecidos.
Desde el sábado, se han registrado 535 réplicas, algunas de las cuales han superado los 6 grados, como la que se sintió en la madrugada del miércoles en Pedernales.
En varias localidades de la costa, sobre todo en el estado Manabí (oeste), el mal estado de las carreteras dificulta la distribución de ayuda y el temor a saqueos y la inestabilidad de los edificios mantiene los comercios cerrados.
En la carretera de Pedernales (epicentro) a Cojimíes, un hombre de avanzada edad atravesó un tronco en el asfalto para llamar la atención con un cartel hecho con viejos cartones: «Queremos comida».
Restablecer servicios básicos
Correa aseguró que su país está «mucho más preparado» que antes para enfrentar este tipo de tragedias, para lo cual serán necesarios varios años y miles de millones de dólares.
«Vamos a llorar por nuestras víctimas (…), pero con esas lágrimas vamos a sembrar futuro», expresó.
Según el último boletín oficial, se han registrado «avances importantes en el restablecimiento de los servicios de electricidad, telecomunicaciones, agua y despacho de combustibles en las provincias afectadas».
El mandatario, que agradeció la ayuda de países como Colombia, Cuba, Venezuela, España, Estados Unidos, Perú, México o Bolivia, pidió asimismo la creación de «una secretaría de riesgos sudamericana» para atender de manera coordinada tragedias como esta.
La cumbre de presidentes de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur), prevista para el próximo en sábado en Quito, quedó suspendida «temporalmente».
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