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El viejo refrán dice “el dinero no hace la felicidad”, pero un nuevo estudio ha demostrado lo contrario.
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Científicos de la Universidad de Cambridge han confirmado que no es la cantidad de dinero que tienes, sino cómo lo gastas.
En colaboración con un gran banco internacional, los investigadores encuestaron a más de 600 clientes con cuestionarios de personalidad y medidas de satisfacción de vida. También analizaron más de 76.800 transacciones de los 625 participantes durante más de seis meses para estudiar el comportamiento del gasto de las personas.
Resultó que aquellos cuyas compras se ajustaban mejor a sus motivaciones y necesidades personales se mostraron en general más felices y más satisfechos con sus vidas.
“Décadas de investigación han demostrado que el dinero por sí mismo no conduce necesariamente a una mayor felicidad y satisfacción con la vida”, dijo la autora del estudio, Sandra Matz. “Sin embargo, nos sugiere que en realidad podemos comprar la felicidad si lo gastamos ‘bien’. Con esto queremos decir que se trata de gastar dinero en algo que nos permite mantener un estilo de vida que está en línea con nuestras motivaciones psicológicas más fundamentales”.
Para demostrar que la relación entre el consumo en concordancia con la personalidad y la felicidad es, de hecho, causal, los científicos condujeron una prueba de seguimiento. Se le pidió a grupos de estudiantes extrovertidas e introvertidas que gastaran dinero de un bono, ya fuera en un bar de estudiantes o en una tienda de libros.
Los resultados mostraron que los extrovertidos eran más felices de pasar tiempo en el bar donde podían socializar, mientras que los introvertidos optaron por pasar el tiempo solos leyendo un libro.
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“Pasamos muy poco tiempo pensando en cómo podemos utilizar el dinero que tenemos en una forma que beneficie a nuestra felicidad”, agregó Matz. “Nuestra investigación sugiere que en vez de comprar cosas que nuestros amigos han comprado o que nuestra impulsividad nos lleva a comprar, debemos preguntarnos si realmente nos ayudará a llevar el estilo de vida que queremos”.
En el futuro, científicos quieren descubrir por qué algunas personas son mejores que otras en el gasto de dinero de una manera que se adapte mejor a su personalidad.
Por ejemplo, las personas con ingresos muy bajos simplemente no tienen el lujo de gastar su dinero en productos que se adapten a ellos. Del mismo modo, aquellos que dependen altamente de las opiniones de los demás tratan de comprar las cosas que los hacen “verse bien”, pero, al hacerlo, no están cumpliendo con sus motivaciones personales.
“Estamos deseosos de encontrar nuevas oportunidades para encontrar conjuntos de datos de gran escala para demostrar aún más estas ideas”, concluyó Matz.