En el marco de la última edición del evento de seguridad TI, NovaRed Security Workshop, Miguel Pérez A., CEO de NovaRed, se refirió a la transformación digital y los nuevos riesgos a los que nos enfrentamos en este ámbito.
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Uno de los puntos que concentró el interés fue la denominada Internet de las Cosas (IoT), sobre la cual se pronostica una verdadera revolución, proyectántose que al año 2020 al menos 50 billones de “cosas” en el mundo estarán conectadas a Internet.
“Estamos viviendo una evolución tecnológica en nuestras casas, empresas y vida en general, donde se producen nuevas oportunidades de negocio e incluso nuevas formas de hacer transacciones”, señaló el ejecutivo.
Con el IoT las organizaciones pueden avanzar desde la venta de productos a relaciones de largo plazo con sus consumidores. Asimismo, le ofrece a las marcas la gran posibilidad de comunicarse e interactuar con sus usuarios de una nueva forma. Para estos últimos, el IoT genera -y lo hará cada vez más- grandes posibilidades en relación a la comodidad e inmediatez.
Para el mundo empresarial considera un gran aporte en lo que se refiere a productividad, de hecho según un estudio realizado por la consultora IDC el 73% de las más de 2.500 compañías encuestadas ha implementado soluciones IoT o lo hará dentro de los próximos 12 meses.
A pesar del amplio campo de expansión que posee, los riesgos asociados a IoT son generalizados, ya que una sola vulnerabilidad podría derribar todo un sistema, considerando que cuando hablamos de cosas conectadas ya no hablamos sólo de smartphones, electrodomésticos o automóviles, sino que hemos avanzado hacia SmartCities donde las vulnerabilidades pueden ser explotadas incluso con fines terroristas.
Para Miguel Pérez «paradójicamente las cosas inteligentes no soportan sistemas sofisticados de ciberseguridad, puesto que normalmente tienen sistemas operativos muy básicos que no permiten instalación de soluciones estándares de control de parámetros, monitoreo, integridad o malware”.
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Es por esto, que la seguridad para proteger estos dispositivos, se debe basar en los protocolos de intercambio de mensajería seguros y las redes de transporte de esta mensajería, deben ser seguras, aisladas (dentro de lo posible) o con puntos de contacto seguros con las redes de intercomunicación.
Es así como en la era del IoT cualquier dispositivo conectado es susceptible a ser vulnerado y controlado por hackers desde cámaras de seguridad de un hogar, hasta infraestructuras tan críticas como la electricidad, el agua o el gas.
Claro está que una sociedad hiperconectada requiere tecnologías, normativas y educación para afrentar las nuevas amenazas. Más aún cuando las cifras muestran que el mercado del IoT aumentará drásticamente los próximos años. Según datos de la consultora IDC en 2014 este mercado movía casi USD 700 mil millones en el mundo y se espera que para 2020 alcance USD 1,7 billones, creciendo en un 16,9%.
PUB/VJ