Opinión

Columna de Economía para todos: “El caso Alberto Chang explicado con manzanitas”

 

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Imagine que un amigo suyo le cuenta que tiene una oportunidad de negocio atractiva, que están surgiendo nuevas empresas en el mundo, en el ámbito de las tecnologías e internet, con alto potencial de crecimiento, pero que necesitan dinero para financiar su expansión.

 

Al respecto estas empresas decidieron vender parte de su propiedad, mediante la emisión de acciones, con el fin de recaudar el dinero necesario para sus actividades a partir de su venta. Su amigo considera que es una oportunidad única de inversión, pues no le caben dudas de que el precio de esas acciones será superior al de hoy en un plazo futuro.

 

No obstante, su amigo no tiene recursos propios para invertir y recurre a usted proponiéndole el siguiente trato: le traspasa dinero para poder invertir en estas empresas, a cambio de pagos periódicos mensuales seguros equivalentes a un 2,5% de rentabilidad. Para oficializar el compromiso su amigo está dispuesto a firmarle pagarés, como respaldo y garantía de la promesa.

Note que su amigo se obliga a invertir y obtener 2,5% de rentabilidad del dinero cada mes. Sin embargo, para comprar o vender acciones, se suelen pagar comisiones, las que pueden ser una suma fija de dinero, porcentaje del dinero invertido o ambas. Además, si su amigo trabaja con otras personas y en una oficina, deberá generar ingresos que permitan solventar estos costos. Finalmente su amigo deseará obtener una utilidad propia de este trabajo. Así su amigo deberá generar una rentabilidad superior al 2,5% cada mes.

 

El detalle es que la materialización de estas ganancias dependerá del quehacer de las empresas en las cuales invirtió. Al respecto la inversión conlleva riesgos, pues puede que las acciones suban o bajen de precio. De esta manera la obtención de rentabilidades no será un escenario seguro mes a mes.

De todas formas, su amigo tiene vías alternativas para cumplir con sus compromisos. Si las acciones no subieron de precio, su amistad puede intentar convencer a otra persona, así como usted, de invertir. Con parte de esos recursos podrá responder a la rentabilidad que le prometió. Sin embargo, si las acciones de la empresa nunca aumentan, cada mes su amigo deberá lograr convencer a un nuevo inversionista, dispuesto a invertir cada vez más.

 

Note que su amigo cada mes estaría asumiendo pagar retornos cada vez más altos. Un panorama que sólo será sostenible si el precio de las acciones de las empresas en que invirtió finalmente suben. Pero ¿qué pasaría si le digo que su amigo jamás invirtió en alguna empresa? O ¿Qué pasaría si le digo que su amigo ocupó su dinero, destinado a inversión, para costear lujos personales?

A la luz de los antecedentes, esta sería la historia de Alberto Chang. Un inversionista que, haciendo gala de una dudosa historia académica y trayectoria empresarial, captó dinero de terceros con la promesa de pagos seguros, al invertir en empresas como Snapchat, Uber y Open English. Un empresario que prometió ganancias seguras, las que cumplió hasta el fin de su riesgoso periplo.

 

 

 

 

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Matías Godoy Mercado

Director de Economía para Todos – www.economiatodos.cl

 

 

 

Las opiniones expresadas aquí no son responsabilidad de Publimetro.

 

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