Lleva dos años en Santiago como embajador de Suecia en Chile y resalta que la visita oficial que hará la próxima semana la Presidenta Michelle Bachelet a Estocolmo es la primera en la historia de ambos países. La Mandataria será recibida por los reyes y tendrá la oportunidad de hablar ante el parlamento. Allí también se hará un homenaje al ex representante sueco en Chile, Harald Edelstam, quien ayudó a muchos chilenos a salir del país en los primeros años de la dictadura.
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¿Cuáles son los aspectos claves de la visita?
-Lo más importante es que haya visita. Es la primera vez que hay una visita oficial de Estado. Protocolarmente es muy importante. Durante muchos años tuvimos grandes eventos, pero no oficiales. Ésta es una manera solemne de hacerlo, de acrecentar la amistad de muchos años.
Es un sello de un vínculo entre ambos países después de la dictadura.
-Sí, creo, antes de la dictadura teníamos relaciones, pero durante el régimen militar fueron haciéndose más cercanas. Empezaron a llegar refugiados, 30 mil o 40 mil personas, ahora tal vez 60 mil, chilenos o de origen chileno que viven en nuestro país. Son chilenos que se sienten como suecos, están muy integrados, y creo también que en estos días cuando vemos lo que pasa con Europa con los refugiados de Siria, y hay el temor de qué va a pasar con los refugiados, qué va a ser de ellos, el caso de los chilenos que trabajan en empresas, en el sector público, sirve como ejemplo de una integración exitosa. Nos han ayudado a crecer y ahora son empresarios, son doctores, son profesores, parlamentarios. Obviamente también hay gente que ha cometido delitos, hay de todo. Sin olvidar su origen, los chilenos están totalmente integrados.
Creo que en los últimos 15 años también hay una buena cantidad de ellos que regresó a Chile trayendo educación sueca y ahora son un recurso también para Chile. La historia de los chilenos en Suecia es bastante buena, pensando en cómo comenzó y cómo ha seguido hasta hoy.
Como un ejemplo de integración…
-La Presidenta Bachelet quiere manifestar su agradecimiento a Suecia. Vamos a hacer una ceremonia, que quizás muy pocas veces se ha hecho en el Parlamento de Suecia: la Presidenta va a dar un discurso ahí. También vamos a reconocer lo que hizo mi antiguo antecesor, el embajador Harald Edelstam.
¿En ese sentido se entiende el homenaje al ex embajador Harald Edelstam?
-Sí, es un homenaje que le hace Chile. Porque Suecia, Argentina. México y Estados Unidos son tal vez los países con la mayor cantidad de exiliados chilenos.
Suecia y la educación
¿Cómo ve el debate de la educación gratuita en Chile?
-En el sector de Educación hay muchos discursos ahora en Suecia, porque hemos perdido puntos en las pruebas Pisa y en otras mediciones internacionales. No sabemos bien las razones, tal vez porque el estatus de la profesores ha bajado. Algunos dicen que por razones de privatización o las estructuras sociales.
Ustedes partieron con un sistema gratuito y han ido mutando.
-Un aspecto muy importante en Suecia es que cada familia, cada persona tiene los mismos derechos. No pagas más por una escuela privada o pública, tú puedes elegir: el Estado es el que pone el dinero por tu hijo y le paga a la escuela. Y la escuela no puede elegir los estudiantes. Antes fue muy estático, los niños tenían que ir a la escuela del barrio, cerca de tu casa y no podías elegir. Creo que a veces eso no funcionaba bien. Ahora tienes libertad de elegir.
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¿Lo que está pasando en Chile lo ven como una buena iniciativa?
-Nunca un embajador puede dar una opinión de bueno o malo, pero lo que escucho de la gente es que quieren más igualdad de oportunidades. Decidir cómo hacerlo es más difícil. Nosotros comenzamos con una base más sólida y de mayor equidad y ustedes parten con mayor desigualdad y grados de privatización.
Esta cooperación entre ambos países, ¿de qué forma se va a materializar?
-En educación no vamos a firmar nada, pero sí en el sector de salud, de cómo gestionar mejor los sistemas de salud, de los temas de derechos del paciente y mucho de prevención en salud, pero también un intercambio de investigación en diferentes áreas.
En medioambiente tenemos memorándum de entendimiento sobre ciudades sustentables. Suecia tuvo el acierto de cuando construimos nuestras ciudades comenzamos con sistemas integrales de recolección de basura, agua, calefacción. Acá en Santiago hay 54 comunas con diferentes sistemas y para cambiarlos necesitas grandes inversiones y es difícil hacer economía de escala. Pero si hay voluntad de combatir el esmog en Santiago necesitan inversiones en tecnología. Nosotros hicimos esta experiencia en los años 80 en la ciudad de Gotemburgo, con un clima parecido al de acá, con el mismo problema de la inversión térmica. Entonces se invirtió mucho en plantas para generar gas a partir de la basura, gas que se usa como combustible en los buses. Los políticos y los ingenieros tienen roles importantes, diferenciados y necesarios. Nos gustaría mostrar esa experiencia en Chile. Necesitamos de las universidades, de las empresas y de los ingenieros para introducir los nuevos sistemas.
Aquí escuché que el 10 por ciento de la basura es reciclada. En Suecia importamos basura para generar energía. Nosotros compramos la basura porque no es basura, es energía.
En Suecia se invierte 3,6% del PIB en Investigación y Desarrollo, diez veces más que en Chile en investigación.
¿Suecia es un país de un Estado de Bienestar: ¿cómo se paga un postnatal de 460 días manteniendo la productividad de un país?
-Cuando los países fuera de Escandinavia lo ven dicen: ¡qué milagro!, pero no es un milagro, es un proceso de muchos años. En Suecia estuvimos fuera de la Segunda Guerra Mundial, estábamos con la industria intacta, tuvimos vecinos que necesitaban los productos, entonces necesitábamos mano de obra, y recibimos muchos inmigrantes y entre ellos muchas mujeres. Había que cuidar a los niños, vamos a construir jardines infantiles, impulsar a las mujeres de salir del mercado. Durante muchos años fue el hombre el que trabajó. A fines de los 60 y comienzos del 70 la industria demandaba trabajadores y las mujeres igualdad. El Estado pudo financiarlo con impuestos, y cada sueco paga impuestos, nunca menos del 30 por ciento de su sueldo.
-¿Y el caso de la integración de la mujer en los cargos altos?, que es otro de los temas de la gira: la igualdad de género.
-Paso a paso. Cuando las familias crecieron, las mujeres eran las que cuidaban a los hijos en la casa. El postnatal comenzó con tres meses, luego seis, y el año 73 ya el padre podía tomar unos días; aunque al principio no lo hacían. Comenzamos luego con un mes obligatorio que lo tomara el padre hasta ahora que son tres meses. Si no los tomabas lo perdía la familia. Fue un cambio de actitud también, porque no sólo se trata de incentivos de dinero. Tuvimos un gran deportista olímpico que hizo campaña en los medios para que los hombres usaran el beneficio.
Y el tiempo del postnatal, el sueldo lo paga el Estado?
-El Estado paga el 90% hasta un techo de 3.600 euros. Entonces los empleadores pagan el resto. Al final el trabajador recibe hasta el 90% de su sueldo normal.