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Corea del Norte abrió este viernes el congreso del partido único en el poder, la primera gran asamblea política en casi 40 años, cuyo objetivo es consagrar a Kim Jong-un como líder absoluto en un contexto de posibles nuevos ensayos nucleares.
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Miles de delegados llegaron a Pyongyang desde todo el país para asistir a esta reunión excepcional del Partido de los Trabajadores de Corea (PTC) que se celebra en el imponente Palacio del 25 de abril.
Kim Jong-un, de 33 años, aún no había nacido cuando tuvo lugar el último congreso, en 1980, y que consagró a su padre, Kim Jong-il, como heredero de este régimen dinástico fundado por su abuelo Kim Il-sung hace casi 70 años.
El líder norcoreano pronunciará un discurso muy esperado durante la apertura del congreso, que los observadores analizarán de cerca para detectar posibles cambios en la línea política o reajustes en la élite del poder.
El centenar de periodistas extranjeros invitados a cubrir el acontecimiento no estaban autorizados a penetrar en el interior del edificio, cuya fachada estaba decorada con retratos gigantes de los dos dirigentes fallecidos. Fotógrafos y cámaras permanecían a 200 metros del recinto.
Los periodistas iban acompañados por los «guardianes» y algunos norcoreanos aceptaban hablar con ellos, defendiendo el discurso oficial del régimen. Para Kim Hyang, de 26 años, empleado en una oficina, el arsenal nuclear norcoreano es una consecuencia de los ataques estadounidenses. «Necesitamos armas nucleares porque Estados Unidos y sus socios quieren asfixiarnos. Amenazan el Norte con armas nucleares, así que si queremos defender nuestra soberanía, la paz y la seguridad, tenemos que tener el arma nuclear», insistió.
Por su parte, la televisión oficial norcoreana se abstuvo de cubrir en directo el congreso, consagrando la programación de la mañana a imágenes de archivo sobre las proezas del partido.
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Los medios oficiales también elogiaron el último ensayo nuclear norcoreano del 6 de enero, símbolo «de la grandeza y del prestigio» de Corea del Norte como «Estado nuclear».
– Fiesta de la propaganda –
Aunque no se han difundido detalles sobre la reunión, ni tampoco sobre su duración, su principal objetivo será cimentar formalmente la condición de Kim Jong-un como líder supremo e incuestionable de Corea del Norte.
Está previsto que el congreso confirme la llamada estrategia del «byungjin», iniciada por Kim Jong-un, que consiste en llevar a cabo al mismo tiempo el desarrollo económico y los programas nucleares y balísticos.
Con motivo del congreso, las banderas del PTC y de Corea del Norte decoran las largas avenidas de Pyongyang. «Los grandes camaradas Kim Il-sung y Kim Jong-il siempre estarán entre nosotros», rezan las pancartas que también decoran la capital. «Defended el cuartel general de la revolución coreana hasta la muerte», proclama otra pancarta.
Desde la llegada al poder del joven dirigente, en diciembre de 2011, tras la muerte de su padre, Corea del Norte ha efectuado dos ensayos nucleares y dos disparos exitosos de cohetes, considerados por la comunidad internacional como ensayos disimulados de misiles balísticos.
Los expertos especulan sobre un posible quinto ensayo nuclear de Pyongyang, durante el congreso, para reafirmar ante el mundo su estatuto de potencia nuclear.
Horas antes del inicio del encuentro, la Comisión para la Reunificación Pacífica de Corea del Norte, publicó un comunicado reivindicando con orgullo este estatuto. «Nuestro estatuto de Estado nuclear dotado de la bomba H no podrá modificarse, poco importa si alguien lo reconoce o no», afirmó.
Los especialistas del Instituto norteamericano-coreano de la Universidad Johns-Hopkins dijeron sin embargo el jueves que, según las últimas imágenes de satélite del principal sitio norcoreano de ensayos nucleares, ubicado en Punggye-ri, nada permite pronunciarse sobre si la prueba se llevará a cabo o no.
El gobierno surcoreano estima, por su parte, que el Norte está dispuesto a llevar a cabo un ensayo, incluso durante el congreso.
Según las autoridades surcoreanas, esta asamblea política debería durar cuatro días, el primero de ellos consagrado al discurso de Kim Jong-un y a un largo informe sobre las acciones del partido.
Los preparativos del congreso han movilizado a todo el país durante 70 días, una campaña que la organización de defensa de derechos humanos Human Rights Watch ha calificado de «trabajo forzado».
PUB/IAM