Cuando estaba en la carrera hacia el liderazgo del Partido Conservador, David Cameron prometió que si era escogido primer ministro convocaría un referéndum sobre la permanencia de Reino Unido a la UE antes del 2017. En aras a ese compromiso y después de 43 años en la UE sería la primera vez que un país de la Unión decide por motu propio salirse.
A falta de menos de dos meses para la votación, las encuestas de opinión indican que el referéndum será reñido (ver infografía). Según el último sondeo de la consultora YouGov, ambas posturas están empatadas. La opción de quedarse en el bloque lidera con 39% de intención de voto, mientras que el Brexit tiene un 38%. Los indecisos alcanzan el 18% y según otro sondeo el mayor respaldo para quedarse se encuentra entre los jóvenes, que son el grupo etario con menores probabilidades de que vayan a votar. Es por ello que “la clave es la participación, porque si hay una participación del 60% aproximadamente, significa que se movilizarán aquellos que se movilizan poco; en cambio si hay baja participación, quiénes irán a votar seguro son los partidarios de irse, y entonces aquí es donde puede realmente suceder el Brexit”, asegura Pol Morillas, investigador principal para Europa del Centro de Asuntos Internacionales de Barcelona, España (Cidob).
“Yo voy a votar a permanecer en la UE, porque un voto para salir de la UE dará confianza a la derecha británica, que alimenta la xenofobia y el racismo, y abriría la puerta a nuevos ataques contra los derechos laborales en el Reino Unido”, dice Adam Lambert, oficial regional del sindicato británico Unite The Union.
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El perfil de los votantes
El perfil del votante está bastante diferenciado: por un lado están los partidarios de irse, los euroescépticos del Ukip, partido populista que utiliza la cuestión europea como chivo expiatorio y los sectores de población más envejecidos y conservadores, que se sienten víctimas de la globalización y que quieren cerrar el Reino Unido a una UE que ellos perciben como amenaza externa.
“Muchos de los partidarios de la campaña Brexit se oponen a la inmigración, y en este aspecto la campaña de los partidarios de dejar la UE recibirá el apoyo más popular”, señala el ciudadano británico, Adam Lambert.
Los favorables a quedarse son buena parte del establishment, los jóvenes, Londres y los ambientes más urbanitas, donde hay mayor calificación, mayor conexión internacional. Es gente que entiende que a día de hoy el Reino Unido no puede competir a nivel global por sí solo aunque sea un gran país.
“Mientras que la campaña para irse está dominada por la derecha tradicional del Reino Unido, que incluye a los propietarios de negocios y sus partidarios, la campaña por quedarse también está dominado por intereses comerciales: la mayoría de las empresas temen que salir de la UE dañará el comercio y sus beneficios, y es principalmente esta razón la que lleva a la mayoría de los sindicatos a apoyar la campaña de quedarse”, expresa Adam Lambert.
Para Jon Hughes, secretario británico del Sindicato en St. Mungos, “las grandes corporaciones quieren que el Reino Unido siga en Europa con el fin de mantener el mercado del Reino Unido abierto para la explotación a través del Ttip (tratado de libre comercio entre la UE y EEUU) y otros acuerdos comerciales”.
Hay mucho en juego. No sólo para el Reino Unido, sino para el mundo. El Reino Unido es la quinta economía mundial y el quinto mayor presupuesto en defensa. Es miembro de la Otan y ocupa un puesto permanente en el Consejo de Seguridad de la ONU. Los partidarios de la permanencia sostienen que Gran Bretaña es más fuerte dentro de la UE, desde donde puede negociar acuerdos comerciales colectivos e influir en las decisiones de política exterior.
¿Vamos hacia la deconstrucción de la UE?
Pol Morillas sostiene que lo que está sucediendo es que las crisis se van superponiendo, van afectando todas ellas al mismo tiempo a distintos pilares de la UE: la crisis económica afectó al euro, la de los refugiados afecta a Schengen y la del Brexit es especialmente simbólica, sobre todo a nivel emocional: es un golpe fuerte para el proyecto de la UE.
Ahora con el Brexit lo que está en riesgo es eso. “Es la primera vez que se puede desintegrar efectivamente. Más que nada sería un gran efecto simbólico porque también otros países quizás se sumarían a la moda de decir ‘bueno pues yo voy a convocar un referéndum si no me das lo que yo quiero’, el peligro del efecto dominó existe en el caso de los referéndum”, explica.
“Yo creo que los referéndums muchas veces tienden a reforzar el status quo, que fue lo que pasó con el no a la independencia del caso escocés, es muy probable que en el caso del Brexit también acabe saliendo el quedarse, por una cuestión de miedo a qué podría pasar y a la poca previsión de las implicaciones reales que podría tener”, y añade que también influye la magnitud del resultado, porque “no es lo mismo un resultado favorable a quedase en un 60-40%, que más o menos zanja el debate y permite a Cameron tener un liderazgo reforzado, que salga un 51-49%. Eso significaría que la cuestión continúa abierta y que puede aun desestabilizar el gobierno de Cameron pero también ser mucho más beligerante en Europa”, finaliza.
“Saber si la izquierda política en Reino Unido votará a salir de le la UE, o no, está por descubrirse. Sin embargo, hay acuerdo en que otra Europa, una que pone los intereses de su gente por encima de los beneficios, es necesaria”, apuntala Adam Lambert.
PUB/IAM