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«Ahora sí que me van a matar, pero no importa, me debo a ustedes, mi público». Ataviado con un uniforme de comandante en jefe del Ejército, el personaje «Yerko Puchento», que interpreta Daniel Alcaíno, inició este jueves una jocosa rutina en la que aludió irónicamente a los escándalos por las denuncias en las que han sido mencionados ex integrantes de esa institución castrense y en la que actuó una «posesión espiritista» nada menos que por Augusto Pinochet.
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«Compraron en Alemania 200 tanques Leopard en Alemania. Tenían permiso de circulación de la Segunda Guerra Mundial y la última revisión técnica se las había hecho Hitler», lanzó. «Y el caso Fragatas: compraron barcos de guerra, y la única amenaza que tenemos es con Bolivia, que no tiene mar. ¿Qué vamos a hacer, llevar las fragatas al hombro hasta el lago Titicaca?», ironizó.
«Se gastaron la plata en autos, copete y casinos, y el resto lo malgastaron», añadió, durante su preentación en el programa «Vértigo» de Canal 13.
«Pensaron que no iba a tocar a la Institución: se equivocaron», lanzó. «Para qué hablar del general (R) Fuente-Alba: p… la AFP buena que tenía el caballero».
«Al general le gustaban más los autos que a Arturo Vidal, tenía más propiedades que el aloe vera y la Compagnon. Ni mi general Pinochet era tan bueno para el negocio», agregó.
Momentos después, Puchento-Alcaíno comenzó a temblar mientras las luces del estudio parpadeaban: comenzó la «posesión». Pese a un percance con el bigote postizo, que le ayudó a sostener Mauricio Medina, «El Indio», el actor hizo una por momentos hasta convincente imitación de Pinochet, en la que mencionó incluso una posible «resurrección».
«Quiero saludar a Junior Playboy, a cargo de la Central Nacional de Inteligencia; al brigadier general del Aire, señor Quique Neira», comenzó, y luego aludió a la célebre frase utilizada por el recordado humorista Manolo González, fallecido en 1981, en su clásica imitación de Pinochet: «He llegado hasta Taltal».
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«Los tengo a todos identificados», continuó. «Les quiero decir a esos marxistas leninistas, auquénidos metamorfoseados, que están atacando a la institución castrense: me tocan a un solo hombre y aquí se acaba el estado de derecho, mierda».
«Ya me cambiaron la calle 11 de Septiembre. Ahora me quieren cambiar la Constitución; me quieren quitar la plaza de la Lucía; me borraron los valientes soldados del Himno Nacional estos marxistas; me están haciendo puras barbaridades; me echaron del país al ‘Chasquilla’ Büchi; a mi Checho Hirane no lo invitan más a la tele; a Augustito le quitaron los ‘Pinocheques’; ya no hay Che Milico en ningún restaurante de Santiago y le dieron un cabezazo a mansalva a mi amigo Corbalán», discurseó.
«Por eso les digo, señoras y señores, chilenos todos: este país no se gobierna con faldas, señores: se gobierna con botas militares», continuó, todavía «posesionado» por Pinochet. «Tienen que estar abriendo las cárceles, los perlas, aumentando la puerta giratoria», dijo.
«Quiero decirles a esos políticos, politiqueros y demagogos: yo hice la Carretera Austral solito, y ustedes hicieron un puente y lo dejaron para la cagada», continuó.
«Así que dejen tranquilo a Fuente-Alba y a las reservas del cobre, o me veré obligado a resucitar. Comuníquese, publíquese y fusílese», advirtió.
A continuación, Alcaíno se despojó del uniforme y apareció vestido con la camiseta del club Universidad Católica, con gritos de «justicia divina», aludiendo al título obtenido por los «cruzados».
«Yerko Puchento» aprovechó el impulso para rogar de rodillas una serie de «milagros» adicionales. «Que mañana en la mañana Antonio Quinteros se despierte mino, que le desaparezca el acento a Amaro Gómez-Pablos, y que se sepa luego qué chucha le pasó a Pablo Neruda para que lo dejen de desenterrar cada seis meses», pidió.
Al final de su rutina, el actor leyó una simulada «carta» por el Día de la Madre enviada por Sebastián Dávalos y envió un mensaje al Gobierno sobre el conflicto protagonizado por los pescadores en Chiloé debido a la marea roja.
«Para poner a Chiloé en los catálogos de Sernatur no les tiembla la mano, pero ahora que los chilotes necesitan ayuda, todos se lavan las manos», declaró. «Le pido al Gobierno que ayude a esos pescadores de Chile que ya no tienen qué comer y están aislados en este momento. A las empresas salmoneras las ayudaron con $1.500 millones y a las familias de pescadores les ofrecen apenas cien lucas mensuales. Una vergüenza: ministro (del Interior, Jorge) Burgos, te lo digo: llegó la hora de meterse la mano al bolsillo. ¿No quería ir tanto a La Araucanía? Aproveche el ‘pique’, agréguele 300 km y vaya a dar la cara a Chiloé», lanzó.
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