La presidenta brasileña, Dilma Rousseff, fue suspendida ayer de su cargo por el Senado, lo que la mantendrá alejada por 6 meses del gobierno. Con este escenario, analistas señalan que cualquier comentario sería «sólo un tema de expectativas», especifíca Daniel Soto, jefe de Estrategia de Inversión de Capitaria.
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De hecho, Mario Valenzuela, vicedecano de Economía y Negocios de la Universidad San Sebastián señala que «es muy probable que muchos analistas, inversionistas y personas se hayan anticipado a este evento, que son aquellos que ponen la calma en el presente, pues ya se han ajustado en el pasado producto de las expectativas de que este evento iba a ocurrir tarde o temprano».
En cuanto a los efectos inmediatos que se dejan entrever, Luis Edwin Gonzáles, investigador de Clapes UC, explica que, primero, se encuentra «la incertidumbre sobre el grado de ajuste fiscal que ahora tendrá la economía, el volver en términos de crecimiento al nivel de hace 10 años amerita una cirugía mayor».
En segundo lugar, agrega que «las demandas más urgentes hoy tienen que ver con el costo de vida de Brasil y desempleo, y esto hace aún más severa la situación de la incertidumbre».
En cuanto a los efectos en la economía chilena, Soto es enfático en señalar que «es como que en el barrio (que esta feo) a la casa más grande se supone que le van hacer arreglos, lo que obviamente genera mayor entrada de flujos. No obstante, si queremos saber qué es lo que pasara con nuestro país hay que mirar a China y no a Brasil».
De todas formas, Gonzáles señala que «la caída de la actividad brasileña también afecta a las exportaciones chilenas ya que el 7% de las exportaciones tienen destino Brasil. Entre las más afectadas están los metales que representa un 2.45%». diariopyme.com